Descarbonización, movilidad sostenible, rehabilitación energética… Las ciudades afrontan grandes retos para ser más habitables a escala humana. Ángela Baldellou, directora del Observatorio 2030 de CSCAE, explica cómo diseñar la ya célebre ciudad de los 15 minutos y la importancia de la colaboración público-privada para obtener los ambiciosos objetivos marcados.
¿Cuáles son los retos que plantea la inclusión de nuevas modalidades de vivienda en el planeamiento urbanístico, como el coliving o el cohousing?
Ángela Baldellou: La mayor dificultad es que haya demanda de estas tipologías. En cuanto esta exista se realizarán los cambios en la reglamentación. Otra cuestión importante es la adaptación de las dotaciones y los servicios que tienen que venir aparejados a estos conceptos.
Además, técnicamente las características del coliving y el cohousing están reglamentadas de manera distinta que una vivienda convencional, porque los equipamientos que dan servicio a estas tipologías están integrados dentro de las zonas comunes. Hay que generar mercado y analizar a qué target corresponde esa demanda. Hay un gran desconocimiento por parte de la ciudadanía respecto a estos modelos. Ser didácticos y precisar los conceptos es importante. Hay que perfilar si nos referimos a hacer coliving y cohousing dentro de políticas de vivienda pública o en vivienda libre, si va a responder a necesidades sociales demográficas y ambientales... En el atlas de vivienda Affordable Housing Activation hemos incluido, entre los distintos indicadores disponibles, búsquedas de Google Trends de conceptos como coliving, cohousing o senior living.
"Ahora mismo, solo el 1% de las viviendas
cumple las exigencias de digitalización
establecidas en la Agenda 2030"
¿Cómo está ayudando la digitalización a agilizar el planeamiento urbanístico?
A.B: En el Documenta Ciudad y Territorio Digital hablamos de una estrategia digital global y de cómo debemos usar la digitalización como herramienta que puede servir para mejorar la gestión de los recursos, los servicios públicos, la movilidad, facilitar la participación ciudadana, etc. Desde el punto de vista de la planificación urbana, nos da mucha más capacidad de adaptación a los movimientos y usos reales y cambiantes del territorio. Puedes responder en tiempo real y prever un crecimiento mucho más adaptado a las necesidades reales. Ahora mismo, solo el 1% de las viviendas cumple las exigencias de digitalización establecidas en la Agenda 2030.
¿Se está avanzando realmente en la creación de la ciudad de los 15 minutos?
A.B: La ciudad de los 15 minutos ha existido toda la vida. Es un nombre que se ha dado a un tipo de urbe compacta. En la cuenca del Mediterráneo casi todas las ciudades son compactas y de proximidad. La ciudad de los 15 minutos es ese barrio donde tú tienes a una distancia asequible caminando los servicios y recursos básicos. Ese tipo de ciudad es inclusiva, amigable, el espacio se recupera para el peatón y la comunicación es más asequible, se fortalece el comercio de proximidad, con nuevos formatos de movilidad más saludables…
Esas ciudades existen. Vitoria es un caso de éxito y la estrategia de Zaragoza está siguiendo este modelo. Hay que tener en cuenta la escala. En una ciudad del área metropolitana de Madrid, puedes tener distritos que sí responden a esa compacidad, pero hay mucha gente que se tiene que desplazar a esas zonas porque viene de otras. Mejorar la eficiencia y la sostenibilidad de las redes de conexión va a ser muy importante si queremos que dentro de esos núcleos los ciudadanos puedan moverse de forma diferente y los coches sean un medio subsidiario. Hay que trabajar la interconexión entre los distintos barrios y entre las ciudades de las áreas metropolitanas. En urbes de gran tamaño es difícil cambiar el modelo de forma radical y lo que puedes hacer es optimizar el que hay a base de una interconexión entre distritos que sean suficientemente autónomos y que la gente llegue a ellos de la forma más saludable y con menos congestiones. Es importante recuperar el distrito para el uso peatonal.
¿Qué oportunidades y retos está planteando la creación de zonas de bajas emisiones en las ciudades?
A.B: Las zonas de bajas emisiones tienen que garantizar que la gente que trabaja en esas áreas tenga un transporte público seguro, accesible y asequible. Además, hay que garantizar una buena conectividad con las localizaciones desde donde vienen. Se tiene que trabajar de manera conjunta con la red de servicios públicos y de transporte. Se debe intentar generar mesas intersectoriales con los agentes económicos que operan en esos distritos para llegar al mejor consenso entre todos y proponer nuevas modalidades de trabajo híbrido, por ejemplo.
Las zonas de bajas emisiones son el camino que hay que seguir si queremos alcanzar los objetivos de descarbonización. Además, la OMS calcula que hay siete millones de muertes prematuras al año por la mala calidad del aire, por lo que la salud es un tema fundamental. Las dos vías básicas de las ciudades son la descarbonización del parque edificado y de los medios de transporte. Estas zonas van a seguir creciendo, pero no se pueden implementar sin visión estratégica y sin incorporar a todos los actores.
¿Qué importancia tiene la colaboración público-privada para la creación de las ciudades del siglo XXI?
A.B: El sector privado es un agente clave en la sociedad y se tiene que integrar en estos planes teniendo en cuenta que la Administración Pública llega hasta donde llega. Debe hacer una apuesta por la digitalización de sus procesos y la agilización de los trámites burocráticos, pero no puede acometer todas las obras de mejora de infraestructuras ni de gestión de los servicios públicos por sí sola. Lo que sí tiene que hacer, el velar por garantizar que estos servicios se den con transparencia. Las empresas deben responder a un servicio ciudadano desde su rentabilidad lícita. Es lo que ocurre con la colaboración público-privada en la generación de vivienda asequible. Sin la aportación del privado es imposible que la Administración pueda abordar esa creación de oferta porque no tiene la capacidad ni financiera, ni económica, ni de gestión.
"Sin actuaciones de regeneración urbana
integral va a ser casi imposible cumplir
los objetivos de descarbonización"
¿Qué oportunidades plantea la regeneración del patrimonio edificatorio ya construido?
A.B: La regeneración del parque edificado de nuestras ciudades tanto para adaptarlo a nuevos usos y necesidades como para descarbonizarlas es urgente. Sin actuaciones de regeneración urbana integral va a ser casi imposible cumplir los objetivos de descarbonización. Edificio a edificio, hay muchos problemas partiendo del desconocimiento sobre los fondos NextGenEU, la toma de decisiones dentro de las comunidades o la falta de mano de obra. Los plazos para ejecutar los fondos son bastante cortos. En ese tiempo hay que incentivar esa normativa que haga viable con seguridad jurídica la colaboración público-privada para la regeneración integral de barrios. Vamos a tener beneficios económicos, en términos de sostenibilidad, de salud, integración, etc.
Además, esto puede servir para generar vivienda y promover cambios de uso en distritos o edificios que se han quedado obsoletos. Están evolucionando las dinámicas sociales y no nos podemos permitir que haya un déficit de vivienda, al mismo tiempo que hay edificios vacíos de oficinas. Se pueden reconvertir si hay voluntad política y de todos los actores. Además, hay que definir qué tipología de vivienda es la que promueve la Administración, qué especificaciones técnicas vamos a dar a las nuevas tipologías de vivienda y qué dotaciones garantizamos, como servicios públicos acordes a la nueva densidad de la población.