El sector de la edificación necesita una revolución circular con extrema urgencia para lograr la neutralidad climática en 2050. Para ello, es imperativo que todos los actores se impliquen y asuman un liderazgo concreto en un proceso que debe ser transversal y compartido en todo el ciclo de vida. “El punto inicial para hablar sobre economía circular es introducir el modelo de ciclo de vida en el proceso constructivo, de manera que cualquier acción o decisión tendrá su repercusión en la vida útil del edificio”, afirma Bruno Sauer, director general de Green Building Council España (GBCe).
Para ello, es necesario superar el actual sistema económico lineal, basado en extraer, fabricar, usar y tirar, e implantar una economía circular restaurativa y regenerativa, que reduzca los residuos al mínimo y mantenga en todo momento la utilidad y el valor máximo de los productos, componentes y materiales: “La economía circular tiene como principal objetivo desacoplar el desarrollo económico del consumo de recursos materiales y energéticos finitos”, explica Alfons Ventura, experto de GBCe, en el marco de la ponencia 'Innovación y circularidad en la Construcción: temas clave y ejemplos de productos', organizado por Instituto de Ciencias de Construcción Eduardo Torroja (IETcc-CSIC).
De este modo, el sector de la construcción debe comenzar a tener en cuenta las externalidades ambientales y sociales que genera, incorporándolas a la ecuación y en el cómputo del coste total de recursos —tal y como exige el Plan de Acción de Economía Circular de la UE—. “Transitar hacia una economía circular permitirá al sector mantener el valor de los recursos en la economía por más tiempo, minimizar la generación de residuos y aportar beneficios económicos, sociales y ambientales”, resalta Sauer, quien pone el foco en que la economía circular permite, además, impulsar la innovación en productos y servicios mediante nuevas oportunidades de negocio.
Innovación y oportunidad
No obstante, a la construcción aún le falta mucho camino por recorrer, sobre todo si se compara con otros sectores en los que la economía circular ha avanzado a buen ritmo. “El concepto de economía circular se suele relacionar con los residuos y los productos”, asegura Ventura. En este marco se encuadra el proyecto VALREC, financiado por la Comunidad de Madrid, que busca desarrollar soluciones innovadoras para incrementar la circularidad, trazabilidad y pureza de recursos minerales presentes en los Residuos de Construcción y Demolición (RCD) para realizar una fabricación ecoeficiente de nuevos productos de construcción.
Pero el concepto de economía circular va mucho más allá de la gestión de residuos. En este sentido, el director general de GBCe pone el foco en las grandes oportunidades que genera la economía circular en el sector. Para esto, y tal y como se recoge en el informe Economía circular en la edificación elaborado por GBCe, es necesario invertir en I+D+i en aspectos como la gestión del stock y la desmaterialización; la regeneración del ciclo biológico; minimizar el impacto residual y las externalidades del sistema; mantener o recuperar valor y en nuevos sistemas de producción y logística.
Innovar a distintas escalas
“La innovación en materia de circularidad en la edificación se puede, y se debe, producir en distintas escalas”, especifica Sauer. Así, a escala conceptual el edificio debe dejar de ser un consumidor de materiales y convertirse en una fuente de materiales, en una mina.
A escala de diseño, hay que poner en valor esos materiales extraídos de la mina del edificio diseñando para poder localizar, desmontar, desconectar y recuperar con facilidad y sin grandes consumos energéticos o molestias ambientales: “Hace años que oímos hablar del ecodiseño, el diseño de productos, materiales o sistemas que considera la mejora ambiental de este en todas las etapas de su ciclo de vida, desde su creación en la etapa conceptual hasta su tratamiento como residuo”, explica Ventura, quien destaca que integrar el concepto de economía circular en un producto o sistema “empieza por eliminar la palabra residuo del proceso de producción y transformarla en recurso”.
A escala regulatoria, el director general de GBCe matiza que es urgente reformar el contexto regulatorio en dos aspectos: por un lado, introduciendo de forma obligatoria un pasaporte de materiales para poder inventariar esa mina que es el edificio y, por otro, revisando la clasificación de un material que viene de un edificio como un residuo. “Los procedimientos legales para tratar los residuos dificultan mucho la introducción de la economía circular en el mercado”, argumenta Sauer.
A escala gestión, es necesario innovar en materia de digitalización de los procesos productivos y de gestión del edificio, considerándolo como un gran almacén donde se debe poder localizar e identificar los materiales a distancia y hacer un seguimiento de su estado de deterioro o mantenimiento —trazabilidad—. Asimismo, se debe poder innovar en la gestión del uso compartido de los recursos y espacios, con la finalidad de maximizar su uso. “En muchas ocasiones, las instalaciones colectivas son más eficientes que múltiples individuales por separado”, explica Ventura.
A escala constructiva, es necesario innovar para que los componentes de los edificios sean concebidos como paquetes que se puedan recuperar con facilidad. Además, hay que tender al modelo de negocio de alquilar materiales, con servicios como el alquiler de fachadas: “La propiedad del material o producto se mantiene con los fabricantes, quienes se encargan del mantenimiento y pueden recuperar su valor residual al final del ciclo”, afirma el director general de GBCe.
Por último, a escala de materiales, Sauer diferencia entre dos ciclos paralelos: el tecnológico y el biológico. “Es necesario innovar fabricando nuevos materiales basados en materias primas de la ‘mina edificio’, con un consumo mínimo de energía y con bajo impacto ambiental”, explica Sauer, quien al mismo tiempo considera imprescindible “acelerar la implantación a gran escala de los productos basados en materiales biodegradables”.