La generación de suelo apto para urbanizar es el principal reto para la generación de vivienda. Conseguir una producción estable y ordenada de ese suelo, preparado para asumir las necesidades de vivienda que vayan presentándose en el medio y largo plazo, pasa por una reformulación de nuestro sistema urbanístico que acabe con un determinismo normativo que asfixia y constriñe la inversión en activos tangibles. El mercado ha demostrado estar en disposición de ordenar y dirigir esa inversión hacia la quiebra de una espiral inmobiliaria con una tendencia inflacionaria cada vez más acusada. El sector inmobiliario ha demostrado en España su carácter de motor de la economía y su capacidad para asumir el desafío de generar vivienda cuando es necesaria. Políticas de vivienda claras que protejan y fomenten aquella inversión y una fiscalidad adecuada a las necesidades de las familias que faciliten el acceso a vivienda constituyen también herramientas esenciales.
Los desarrollos del sureste, en general, y Los Cerros, en particular, tienen la capacidad de poner en el mercado un elevado número de viviendas protegidas en períodos de tiempo relativamente reducidos. De las 14.300 viviendas que se edificarán en Los Cerros, la mitad estarán privilegiadas con aquella protección pública y, de ellas, un porcentaje importante estarán destinadas al alquiler. La labor simultánea y coordinada del sector privado y las administraciones madrileñas aliviará aquella tendencia inflacionaria, haciendo de la accesibilidad y de la asequibilidad elementos plausibles en la mitigación del problema de la vivienda.
Son nuevos modelos que surgen para responder a necesidades concretas de la sociedad actual. Cuanta mayor diversidad de modelos habitacionales exista, mayor será la disposición del mercado para responder a aquellas necesidades. También urge flexibilizar nuestra normativa urbanística, para dar cobertura a estos modelos y a los que serán tendencia en un futuro cercano.