Grupo Arrasate ha comprado a Kutxabank el edificio que hasta hace unos años ocupaba la Hacienda vitoriana, que será rehabilitado integralmente para uso residencial
La transacción de este inmueble, situado en el número 11 de la calle Dato, en pleno centro de la ciudad, se ha producido a través de un proceso de subasta privada online, que arrancó hace dos meses, organizado por el portal addmeet.com y accesible únicamente a inversores y operadores cualificados.
Antiguamente alquilado al Ayuntamiento de Vitoria, llevaba en desuso siete años, desde que las oficinas municipales de Hacienda se trasladaron a la nueva sede de San Martín en 2015. Y su subasta había despertado mucho interés en el mercado, ya que es el único edificio disponible en el centro de Vitoria para poder desarrollar una promoción residencial de un tamaño destacable. Además, su céntrica ubicación convierte sus locales en objetivo de las grandes marcas de retail high street.
En total se recibieron ocho ofertas, tanto locales como de grupos internacionales.
El inmueble cuenta con 2.875 m2 construidos sobre rasante, distribuidos en seis plantas, además de una edificabilidad remanente de hasta 3.171 m2. Y el grupo vasco pretende construir más de una treintena viviendas, de dos y tres dormitorios, con miradores convertibles en espacios exteriores mediante sistema de carpintería plegable, y áticos en la última planta, con terrazas de hasta 60 metros útiles.
En la planta baja, haciendo esquina entre las calles Eduardo Dato y General Álava y con acceso a las mismas, se dispondrá un amplio local comercial de aproximadamente 450 m2 construidos.
Este proyecto dará paso a "un edificio totalmente rehabilitado y con un diseño que nada tendrá que ver con el actual", pues toda la fachada será renovada, para adaptarse a la estética del entorno y a las nuevas exigencias de sostenibilidad y ahorro energético, explica la compañía.
Un largo proceso
Esta operación cierra un proceso urbanístico que se inició en 2017, cuando el Ayuntamiento de Vitoria acordó con Kutxabank la recalificación del bloque, de modo que dejase de estar destinado al uso administrativo y se convirtiese en un edificio residencial y de uso terciario. Pero la operación se complicó, porque el inmueble se encontraba vinculado a una vieja gasolinera, que en ese momento estaba en proceso de descontaminación para pasar a manos municipales, y la recalificación dependía de la calidad de suelo que arrojase la gasolinera.