Cara y cruz del e-commerce

Cara y cruz del e-commerce
Sergio Martínez Herrero Empresario   El e-commerce nos está sorprendiendo a todos por su capacidad de crecimiento en todo el Planeta, especialmente en las economías desarrolladas y en las ciudades con habitantes “digitalizados”. Todas las empresas con un buen cerebro al mando, están compitiendo por posicionarse en mercados digitales como Alibaba o Amazón. Si quiere internacionalizar su empresa, cada día es más sencillo lograrlo convirtiéndose en proveedor o distribuidor de estas dos gigantescas plataformas. Con una buena planificación puede vender sus productos en todas partes y en cantidades muy superiores a las de venta tradicional en tiendas físicas. En los próximos años vamos a tener una facilidad de compra sin límites, recibiendo nuestros pedidos en casa en una hora, a precios cada día más bajos y con devoluciones instantáneas si no nos convence lo que hemos adquirido. Empresas muy pequeñas podrán ser muy grandes en poco tiempo y los ganadores van a ser muy ricos. En línea con esta imparable evolución del e-commerce empresas como Amazon y El Corte Inglés en España están revolucionando las principales zonas industriales de nuestro país. En Madrid, por ejemplo, la zona industrial más demandada es San Fernando de Henares (N-II, Ctra. de Barcelona). Amazon la ha puesto de moda, ha sido la locomotora del cambio sin lugar a dudas. Las nuevas operaciones están evolucionando con una demanda que necesita estar cerca de los grandes núcleos urbanos para distribuir los pedidos en el mínimo tiempo posible y con el menor coste para el cliente. De ahí pasamos a la periferia, Guadalajara o Illescas (Toledo), donde llegan las mercancías y se almacenan intentando pagar la menor renta posible, buscando los empresarios economía y funcionalidad para su stock. Pero, en paralelo, se está produciendo otro fenómeno: los locales comerciales de barrio no prime, tardan mucho tiempo en venderse o alquilarse. La clásica librería o boutique de prendas de mujer, mercería o ferretería, por citar algunos ejemplos, ya no son rentables porque el consumidor exige más variedad al mínimo precio de compra posible. Tanto los propietarios de los locales como los empleos que se van perdiendo por el cierre de los mismos, serán problemas difíciles de solucionar en esta nueva economía acelerada. También, a las zonas logísticas no cercanas a los grandes núcleos urbanos ni a distancias inferiores a los 50 kilómetros de las grandes ciudades, les va a costar mucho ocuparse, por lo que habrá espacios disponibles en abundancia, concursos de acreedores y rebajas en los precios de alquiler y compra a medio plazo. Al contratar la distribución de los productos que consumimos con operadores ya no grandes, sino gigantes, el empleo de almacenero y otros auxiliares (operarios) tenderán a desaparecer por la robotización de las plataformas logísticas. Un robot o cadena robotizada multiplica la producción, no hace huelga ni se pone enfermo. Esto implicará incremento de los índices de desempleo para este tipo de trabajadores. Así, pues, el e-commerce aporta indudables ventajas para la sociedad y es imparable, pero también traerá consigo profundos y a veces traumáticos cambios en las empresas, en el territorio y en la sociedad. Las empresas con dirigentes poco familiarizados con el entorno web y los trabajadores con empleos menos cualificados, deberán hacer un rápido esfuerzo de adaptación a un mundo que avanza muy rápido y que te deja fuera del mercado en cuestión de pocos meses si no se avanza con él. [ ]  Nº 88 – Septiembre - Octubre  2017