Es indispensable salir del actual círculo vicioso entre una muy escasa oferta de vivienda nueva y una demanda que no deja de crecer.
La experiencia nos demuestra que las Administraciones no pueden afrontar por sí solas un reto tan mayúsculo. Por eso, la colaboración de los poderes públicos con los distintos promotores y agentes sectoriales se convierte en la única forma capaz de movilizar la inversión necesaria. La Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid han puesto en marcha proyectos bien estructurados que han despertado el interés creciente de esos inversores.
Los desarrollos del sureste en Madrid son un ejemplo contrastado de éxito. Suponen la mayor bolsa de vivienda asequible de la capital a corto y medio plazo. Por su dimensión, y también por la planificación sistemática en movilidad y medio ambiente, están llamados a ser el mejor ejemplo de urbanismo en el Madrid del siglo XXI.
Estamos ante un problema que se ha convertido ya en la principal preocupación de los españoles, y ejemplos como Valdecarros, donde se construirán más de 50.000 viviendas (casi 30.000 de ellas con algún tipo de protección) son un primer paso para revertirlo.