Para mejorar el acceso a la vivienda, se necesita materia prima. En este caso, sin duda, la materia prima es el suelo público. Hay que agilizar trámites urbanísticos y dar certidumbre jurídica que permita a los fondos poner su foco en el desarrollo de suelos, incentivar la colaboración público-privada y promover alquileres asequibles, especialmente para jóvenes y colectivos vulnerables, con cesiones de suelo de la parte pública con el objetivo de poder dar acceso a esos colectivos.
Modelos como el coliving y el cohousing ya son una realidad, adaptándose a nuevas formas de vida. Fomentan la convivencia, optimizan recursos y ofrecen soluciones más sostenibles y flexibles para jóvenes, mayores y profesionales con mayor movilidad. La mentalidad de los más jóvenes está cambiando respecto a modelos anteriores habiendo una gran tendencia de pago por uso, que parece que ha venido para quedarse. La gente senior está buscando un lugar donde compartir experiencias con personas semejantes y tener servicios que les faciliten la vida en su época más madura donde priman los espacios con recursos que les hagan la vida más fácil.
Las nuevas exigencias en sostenibilidad harán que los nuevos edificios cuenten con alta eficiencia energética, materiales sostenibles, energías renovables y diseño bioclimático. El objetivo será la base de una vivienda más responsable y resiliente creando ciudades más vivibles donde sintamos más armonía entre los ciudadanos y su entorno, pudiendo residir en grandes urbes con una gran calidad de vida a nuestro alrededor.