La logística enfrenta importantes retos en su camino hacia una distribución más eficiente y sostenible, con desafíos que abarcan tanto el ámbito económico como el ambiental. Desde Proequity, identificamos tres áreas clave que requieren atención prioritaria: la reducción de la huella de carbono, la digitalización para optimizar operativa y el cumplimiento de estándares de sostenibilidad exigidos por inversores y clientes.
En primer lugar, reducir las emisiones asociadas al transporte y las operaciones logísticas es uno de los mayores desafíos. Esto incluye la adopción de vehículos eléctricos, combustibles alternativos, energías renovables y multimodalidad, así como la optimización de rutas mediante herramientas avanzadas como la Inteligencia Artificial. Estas medidas no solo disminuyen el impacto ambiental, sino que también mejoran la eficiencia operativa al reducir el consumo de combustible y las emisiones. Sin embargo, su implementación implica superar barreras como la falta de infraestructura de carga eléctrica y la necesidad de inversión inicial significativa, además de formar personal cualificado para manejar nuevas tecnologías.
La digitalización también permite anticipar riesgos asociados al cambio climático, como inundaciones o fenómenos extremos y optimizar la planificación estratégica de activos logísticos. Estas soluciones tecnológicas no solo impulsan la sostenibilidad, sino que también mejoran la gestión de inventarios y la previsión de demanda, minimizando costes y desperdicios. No obstante, integrar estas herramientas requiere adaptar infraestructuras existentes y capacitar a los equipos, lo que representa un esfuerzo económico y técnico.
Por otro lado, el mercado demanda que cada vez más proyectos estén alineados con los estándares de sostenibilidad, como las certificaciones BREEAM o LEED. Aunque esto incrementa los costes iniciales, los beneficios a largo plazo incluyen una mayor eficiencia energética, la preferencia de operadores responsables, la mejora de la reputación corporativa y la fidelización de clientes. Para las empresas, estos factores hacen que la inversión en sostenibilidad sea una prioridad.