Localizado en Sant Cugat del Vallès, el edificio Slow Building ha sido capaz de convertirse en “un referente de la arquitectura comprometida con la salud y la sostenibilidad”. Grandes corporaciones han decidido apostar por este modelo de edificación, estableciéndose en las instalaciones. Actualmente, más del 70% de sus espacios ya han sido ocupados. Entre estas organizaciones se encuentran Pasta Gallo, Quadis o ECUPHAR. Pero, ¿Qué tiene este edificio de especial? El estudio de arquitectura al cargo, Bailorull Arquitectura, lo diseñó con el objetivo de que pudiera mantenerse al día con los criterios de sostenibilidad y salud a la vez que podían mantener la estética. Tal como apuntan los arquitectos, se potenciaron los “espacios luminosos”, así como los “materiales agradables y flexibles”.
Para llevar a cabo este proyecto, el cual dispone del certificado DGNB Gold en España y la certificación DGNB, H.A.U.S Healthy Buildings ha contado con empresas de múltiples sectores. Entre ellas se encuentra Soler & Palau.
Soler & Palau ha contribuido en el proyecto aportando 16 unidades de la gama CADB-HE. Se trata de recuperadores de calor, con intercambiador de placas tipo counterflow de alta eficiencia (hasta el 93%). Este producto, concebido para mejorar la calidad de aire en locales comerciales, oficinas, hostelería, edificios de viviendas y todo tipo de edificios públicos, ha sido la solución de ventilación seleccionada para las oficinas que se encuentran en las instalaciones del edificio Slow Building.
Estos recuperadores de calor ofrecen soluciones de ventilación eficientes y permiten grandes ahorros energéticos, incorporan ventiladores de bajo consumo y permiten aprovechar la energía térmica del aire extraído, transfiriéndola al aire nuevo aportado. Las unidades CADB-HE suministradas para este edificio disponen de control de funcionamiento integrado que, entre otras funcionalidades, permite la regulación automática de los caudales de aire en función a los niveles de ocupación del edificio, medidos mediante sensores de CO2 distribuidos en distintas zonas del edificio.
Este control también permite contribuir a la refrigeración del edificio (free-cooling) gracias a la función de gestión de la demanda térmica y a la continua supervisión de los flujos de aire mediante cuatro sondas de temperatura integradas en los recuperadores.