La expansión industrial en Europa está siendo liderada por el sector de la defensa, que concentra el mayor volumen de actividad gracias al aumento del gasto público y a la prioridad estratégica de reforzar la producción dentro de la Unión Europea. En 2025 se prevé que todos los Estados miembros de la OTAN alcancen o superen el 2% del PIB destinado a defensa, y los aliados han fijado para 2035 el objetivo de dedicar al menos un 3,5% del PIB al gasto básico y elevar la inversión total al 5%.
Estos datos forman parte del informe Strategic Sector Signals de Cushman & Wakefield, que identifica cuatro sectores —defensa, energía limpia, materiales críticos y life sciences— como los principales impulsores de la demanda de inmuebles industriales y logísticos en el continente.
En el caso de la defensa, el incremento de actividad se refleja en la tipología de las instalaciones: desde comienzos de 2024, el 54% corresponde a ampliaciones de fábricas, el 16% a reconversiones de edificios y el 26% a nuevas construcciones. Francia, Reino Unido, Alemania, Italia, España y Suecia concentran los polos industriales más consolidados, mientras que Polonia y Rumanía adquieren mayor peso tras el conflicto en Ucrania. Según Sally Bruer, Head of EMEA Logistics & Industrial and Retail Research de Cushman & Wakefield, “la escala y la velocidad de la inversión en defensa están generando necesidades inmediatas de soluciones inmobiliarias industriales y logísticas, que requieren estrategias equilibradas entre seguridad, regulación y eficiencia a largo plazo”.
La energía limpia se consolida como otro de los segmentos más dinámicos, impulsado por el Net-Zero Industry Act. La demanda se centra en espacios destinados a la producción de energía solar, eólica y pequeños reactores nucleares. Alemania lidera la capacidad industrial europea, seguida de Dinamarca, Francia y España. En la península ibérica destacan la fabricación de palas y torres eólicas y el papel del puerto de Bilbao como punto estratégico para el suministro marino. El informe anticipa que parte de esta actividad requerirá inmuebles especializados y en muchos casos en propiedad de las propias empresas. Las decisiones de ubicación dependerán de la proximidad a redes de transporte, la disponibilidad de mano de obra cualificada y la concentración industrial existente en determinados polos.
En cuanto a los materiales críticos, esenciales para sectores como la automoción eléctrica o el almacenamiento energético, se prevé un incremento significativo de la demanda global. La Critical Raw Materials Act de la UE persigue reducir la dependencia exterior mediante el impulso a instalaciones de extracción, refinado y reciclaje en territorio europeo. España figura entre los países con presencia de gigafactorías y centros de reciclaje de baterías vinculados a estas actividades.
El sector de las life sciences mantiene igualmente un ritmo estable, especialmente en la producción farmacéutica y la logística especializada. Aunque los costes elevados y las exigencias normativas dificultan la relocalización de procesos industriales, el informe destaca dos polos consolidados en España: Barcelona, a través de BioCat, con capacidad de fabricación a gran escala, y Madrid, con un ecosistema orientado a la investigación y a una producción más especializada. Ambos territorios se sitúan como enclaves relevantes dentro del mapa europeo de innovación biomédica.
Pere Morcillo, socio y director de Industrial y Logística de Cushman & Wakefield España, señala que “la combinación de los objetivos de sostenibilidad, la autonomía estratégica y la reindustrialización europea está generando un nuevo ciclo de oportunidades para el mercado inmobiliario industrial y logístico, en el que España reúne condiciones excepcionales para asumir un papel central en los sectores de mayor valor añadido”.