El sector inmobiliario europeo ha recobrado los niveles de confianza previos a la pandemia y encara 2022 como el año de la recuperación
Ésta es una de las principales conclusiones del informe "Tendencias en el mercado inmobiliario en Europa 2022", elaborado por PwC y Urban Land Institute (ULI), a partir de 844 entrevistas con los principales agentes de la industria.
El 52% de los directivos participantes se declara confiado en el crecimiento de sus negocios en 2022, casi 30 puntos más que el año pasado y 27 más que en 2020. También aumentan las expectativas de rentabilidad con respecto a los dos últimos años: el 49% espera que las rentabilidades crezcan durante este año y solo un 11% que sean menores. Unas perspectivas positivas que se sustentan en la fuerte demanda de activos por parte de los inversores, especialmente en aquellos segmentos menos castigados por la pandemia, así como en la abundancia de liquidez en el mercado.
Retos y oportunidades
Sin embargo, también se han detectado un conjunto de incertidumbres, externas e internas, que pueden afectar a su desempeño final durante los próximos 12 meses. Entre las cinco principales amenazas externas, los directivos señalan los ciberataques (67% de los encuestados), la inflación (59%), el endurecimiento de la política monetaria (55%) y la interrupción de la operativa de sus negocios (55%) como consecuencia de los problemas en las cadenas de suministros. Desde una perspectiva interna, estas amenazas son el incremento de los costes y de los materiales de construcción (88%), la escasez de activos atractivos para el desarrollo o la compra (66%), y el aumento de las exigencias en materia de sostenibilidad y descarbonización en la industria (61%).
Segmentos alternativos
En lo que respecta a los activos más atractivos para los inversores, durante 2022 van a ganar peso los segmentos alternativos del inmobiliario; aquellos más allá de oficinas, retail e industrial. Entre los favoritos de los inversores destacan los relacionados con las nuevas infraestructuras de energía, las instalaciones relacionadas con las ciencias de la salud, y los centros logísticos y de datos, que ocupan las cuatro primeras posiciones del ranking.
Por el contrario, los centros comerciales, las tiendas en los centros urbanos, las oficinas en las afueras, los aparcamientos y los hoteles, se sitúan en la parte baja de las preferencias de los inversores europeos.
Precisamente, respecto al segmento de las oficinas, el informe precisa que, en 2022, probablemente veamos dos tipos de comportamientos muy distintos en función de la calidad de los activos. Las más modernas, flexibles, bien localizadas y, sobre todo, dotadas desde el punto de vista de la sostenibilidad, seguirán con alquileres y valoraciones por metro cuadrado interesantes y en algunos mercados a niveles récord. Sin embargo, para el resto de los activos las cosas pueden ser muy distintas.
Criterios ESG
Una tendencia que se consolida entre los inversores es la importancia de las cuestiones medioambientales, sociales y de gobierno (ESG), pero destaca la dificultad del sector por encontrar unos estándares consistentes para poder comparar y medir todo los relacionado con la eficiencia energética y la descarbonización de los activos. De ahí que tres cuartas partes de los encuestados aseguren que la mejor forma de acceder a los activos prime sea la rehabilitación.
Entre las ciudades europeas más interesantes para invertir, Alemania coloca a cuatro de sus ciudades en el top five: Berlín (#2), Fráncfort (#4) y Múnich (#5), aunque el informe destaca a Londres como cabeza de lista, y Parísse cuela en la tercera posición.
Madrid y Barcelona vuelven a encontrarse entre las diez principales urbes. La capital española destaca por sus buenas oportunidades en los segmentos residencial y logístico, y por la fortaleza de su mercado de oficinas. La ciudad condal, por su parte, avanza cuatro puestos y gana atractivo para los inversores internacionales en un amplio abanico de segmentos.
"Los inversores confían en el mercado inmobiliario español y se declaran optimistas después de comprobar que el sector ha superado con éxito la peor parte de la pandemia", asegura Antonio Sánchez Recio, socio responsable del sector de construcción, inmobiliario y servicios en PwC. En su opinión, "no hay vuelta atrás en el camino de transformación integral iniciada en la industria inmobiliaria, que viene de la mano de la tecnología, de los cambios organizativos, del foco en la gestión del activo y del cliente y de incorporar los aspectos ESG en la estrategia y en el modelo de negocio de las compañías inmobiliarias. En España los operadores lo están viendo también claro y saben que es una oportunidad que no pueden desaprovechar como sector".
De hecho, el informe destaca que dos tercios de los encuestados asegura que la transformación de sus organizaciones va a ser una de sus preocupaciones en los próximos años.
"El sector inmobiliario europeo se está dando cuenta de que la salida de la pandemia no va a ser una línea recta, que existe una demanda reprimida de la que beneficiarse, pero también debe comprender lo que realmente significa ‘reiniciar la economía’. La industria está luchando por interpretar los problemas de impacto potencial que tendrá el sector inmobiliario, como van a ser las interrupciones de la cadena de suministro, los crecientes costos de energía y la escasez de mano de obra, y cuánto tiempo podrían durar estos problemas. En este sentido, la prioridad clave en los próximos tres a cinco años será asumir un impacto organizacional derivado del cambio en la demanda, de la exigencia de sostenibilidad medioambiental y social, de la aceleración de la reestructuración en los sectores clave, y de los ajustes en la relación propietario/inquilino con una concepción del inmobiliario como servicio", concluye Arcadio Gil, miembro del advisory board del ULI.