La regeneración urbana constituye una herramienta estratégica clave en la planificación territorial contemporánea, especialmente frente a la creciente problemática del acceso a la vivienda en entornos urbanos consolidados. Esta estrategia debe abordarse de forma integral, considerando tanto las condiciones físicas del parque edificado como los factores socioespaciales que inciden en la calidad de vida urbana.
El enfoque de actuación debe centrarse en la intervención sobre tejidos urbanos consolidados, especialmente aquellos con un alto grado de obsolescencia funcional y constructiva. Se propone la implementación de programas de rehabilitación que promuevan la puesta en valor del parque residencial existente, mediante actuaciones que garanticen su adecuación a los estándares actuales de habitabilidad, accesibilidad y eficiencia energética.
Asimismo, se considera prioritario el reaprovechamiento de suelos infrautilizados o en desuso, para promover el desarrollo de vivienda asequible. Esto debe articularse mediante instrumentos urbanísticos flexibles que posibiliten la recalificación de usos, la cesión de suelos y la colaboración público-privada para su puesta en carga.
Paralelamente, la regeneración debe incorporar una dimensión territorial y social que contemple la dotación de infraestructuras y equipamientos de proximidad, tales como centros educativos, servicios sanitarios, zonas verdes y espacios comunitarios, orientados a reequilibrar el tejido urbano y fomentar la cohesión social. La integración de estas actuaciones contribuirá a mitigar la segregación urbana y promover entornos inclusivos y resilientes.
El éxito de estas políticas dependerá en gran medida de la capacidad institucional para diseñar y ejecutar planes estratégicos de regeneración urbana, que contemplen mecanismos de financiación estructurados, como incentivos fiscales, programas de ayuda a comunidades de propietarios, inversión a través de fondos europeos, estatales y autonómicos.
La regeneración urbana se presenta como una vía eficaz para responder al déficit habitacional, al mismo tiempo que se revaloriza el patrimonio edificado, se mejora el entorno urbano y se fortalece la igualdad territorial.