Los espacios de trabajo son un pilar esencial en la construcción, transmisión y evolución de la cultura corporativa, aunque su forma y función original hayan experimentado cambios.
El diseño, la distribución y la atmósfera de una oficina hablan tanto de una empresa como su logotipo o su web. En Lexington, cuando una empresa apuesta por nuestro servicio de personalización de espacios no solo está eligiendo dónde trabajar, está invirtiendo también en su cultura corporativa.
Cada vez más empresas están volviendo a mirar hacia la oficina con una perspectiva renovada. Más allá de la presencialidad o modalidad híbrida, que sigue siendo uno de los factores que más valoran quienes apuestan por nuestros espacios, hay un elemento clave que atrae a las empresas: la experiencia que ofrece un entorno bien diseñado. Me refiero a esa versatilidad tan característica de los espacios flexibles, donde se combinan zonas compartidas, salas de reunión y formación, phone booths e incluso el valor aña dido de contar con un equipo de recepción y soporte que acompaña en el día a día.
Los datos lo respaldan. Según el informe del mercado de espacios flexibles en España de CBRE, entre enero y marzo de 2025 se con trataron más de 6.120 puestos flexibles, lo que supone un incremento del 8,5% respecto al mismo periodo del año anterior. Este crecimiento no es fruto del azar. Es la respuesta a una necesidad real y creciente: crear espacios de trabajo más humanos, adaptables y alineados con los valores y objetivos de cada empresa.
En definitiva, las oficinas siguen siendo una pieza fundamental de la cultura corporativa. Más que un espacio físico, son el lugar donde se vive y se refuerza la identidad de la empresa, donde se construyen relaciones y se fomenta la colaboración de los equipos.