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Las personas, el nuevo centro de las oficinas

Alejandro Müller

Alejandro Müller

Socio de FILS

La oficina no ha muerto. Posiblemente, ni tan siquiera vive una evolución, sino solo una evolución que se ha acelerado desde la pandemia. La realidad es que las empresas siguen queriendo que los empleados acudan a un lugar de trabajo y la mayoría de trabajadores desean tener contacto físico con sus compañeros de una forma regular. Ahí está la clave: la oficina corporativa avanza hacia el espacio de trabajo relacional. Las personas son el nuevo centro.

En un momento en el que la ocupación de oficinas se está resintiendo por la desaceleración económica, los mejores edificios se siguen alquilando a niveles máximos de renta. Están hechos para el usuario y promueven la interacción. Además, son representativos y están muy bien ubicados. En el principal distrito de oficinas de Barcelona, el 22@, hay numerosos ejemplos de ello. Frente a edificios que languidecen, vemos cada vez más espacios de trabajo concebidos como activos estratégicos para atraer talento y mostrar el poder de una empresa.

¿Dónde queda la flexibilidad? Es la respuesta a la necesidad de las empresas de adaptarse a crecimientos o decrecimientos bruscos de plantilla. Pero no es la solución para acabar con el teletrabajo porque el entorno híbrido es la nueva realidad. En estos nuevos tiempos, las grandes empresas priorizarán más que nunca ubicación, representatividad y puntos de encuentro para dar a sus empleados lo que quieren. La flexibilidad es un plus, que solo adquiere carácter de prioridad para las pequeñas y medianas empresas.

Algunos grandes inquilinos siguen esperando que la incertidumbre macroeconómica se despeje. Cuando suceda, volveremos a ver importantes flujos de inversión en oficinas. Será difícil regresar rápido a los máximos de hace tres y cinco años, pero la inversión en buenos espacios de trabajo volverá y esos espacios serán más humanos que nunca.