En los edificios se consume alrededor del 40% de la energía final, la que es directamente consumida por el usuario, siendo los inmuebles responsables de aproximadamente un 36% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Reducir las emisiones en el parque de viviendas es una vía para avanzar en la consecución de los objetivos climáticos, haciéndolo, además, a partir de la energía más barata y limpia, que es la que no se consume.
Las nuevas normas de financiación verde, aprobadas mediante la Taxonomía europea, son un instrumento de inmensa utilidad, ya que por primera vez crean un código común que establece en qué condiciones puede definirse una inversión inmobiliaria como sostenible, tanto para la renovación de edificios como para la construcción de inmuebles nuevos. Disponer de unas reglas comunes es un paso previo necesario para incentivar que los bancos y entidades financieras adopten compromisos ambiciosos de financiación en materia de actividades sostenibles.
Desde el BEI, hemos tenido la oportunidad de contribuir en las discusiones técnicas de la Taxonomía europea y nuestros criterios de elegibilidad están alineados con la misma. Cuando estos principios se cumplen y se valora positivamente la solidez técnica y financiera de nuestra contraparte y del proyecto en sí, el BEI otorga financiación a unos plazos y precios ventajosos.
En este contexto, el BEI ha desarrollado en España una serie de proyectos en materia de edificación sostenible. Hemos firmado varias operaciones con Unión de Créditos Inmobiliarios (UCI) para impulsar la rehabilitación de edificios y la construcción de inmuebles con la máxima calificación energética en España y Portugal.
También hemos aprobado líneas de financiación con entidades financieras como Santander, BBVA, CaixaBank y Caja Rural de Navarra para financiar hipotecas verdes, incluyendo la construcción de viviendas nuevas con la máxima categoría energética.