La definición por parte de la Comisión Europa del marco de la Taxonomía de financiación sostenible de la Unión Europea es la mayor novedad en la regulación financiera en Europa. Desde 2022, el continente ha marcado cómo se tiene que mostrar que una actividad económica es sostenible. Y estas son las reglas que las grandes empresas y la banca tienen que seguir en sus informes anuales ante Europa.
La Taxonomía define, a través de sus indicadores, seis objetivos para medir y mostrar el grado de cumplimiento con la sostenibilidad de cualquier actividad industrial: la mitigación del cambio climático, la adaptación al cambio climático, prevención de la polución, la economía circular, ecosistemas saludables y uso y gestión eficiente del agua.
Esto incluye también al sector de la edificación, que como los demás tiene que mostrar con datos que en algunos de estos ámbitos aporta valor añadido y que en otros no genera más daño. En este momento, Europa solo pide que se informe, que se aporten datos, para saber si la actividad (total o parcialmente) está alineada con la Taxonomía o no.
Un marco más estricto entrará en vigor en 2024, con los mismos objetivos, pero con más exigencias. Paulatinamente, Europa convertirá la Taxonomía en un marco que indicará si se puede acceder a fondos internacionales y que marcará los criterios para obtener una financiación más económica en función del grado de cumplimiento de los diferentes indicadores.
Green Building Council España (GBCe) elaboró varios estudios entre 2021 y 2023, en el marco de la Climate Positive Europe Alliance (CPEA), en los que se mostraba que los activos inmobiliarios que cuentan con una certificación de sostenibilidad VERDE o DGNB pueden mostrar con más facilidad el cumplimiento de la Taxonomía. Esto se debe a que son sistemas europeos que cubren la totalidad de la sostenibilidad en la edificación.