El cambio climático y el medio ambiente constituyen dos de los principales problemas para los españoles, incluso por delante de las pensiones o la subida de las hipotecas, según datos de un reciente Barómetro de Opinión realizado por el CIS. Incluso, el 80% de la población afirma haber realizado cambios en sus hábitos cotidianos para ayudar a combatir el cambio climático. El comportamiento más habitual es el reciclaje de residuos (57,6% de los encuestados); seguido por un 22,1% que afirma haber dejado de utilizar el coche; y el 20% que trata de controlar el consumo de energía en el hogar.
El cambio climático es una realidad preocupante, que afecta al calentamiento global y pone en riesgo la calidad del aire. De hecho, según un informe de la Organización Mundial de la Salud realizado antes de la pandemia, la contaminación del aire ambiente (exterior) en las ciudades y zonas rurales de todo el mundo provoca cada año 4,2 millones de muertes prematuras. En este sentido, la polución y la presencia de partículas contaminantes en el ambiente es una amenaza potencial para la salud de la población.
Por ello es clave emprender medidas para garantizar la pureza del aire, especialmente en los espacios interiores donde pasamos el 90% del tiempo. No es fácil abandonar el viejo hábito de abrir las ventanas para “renovar” el aire de casa, una práctica que puede resultar contraproducente, ya que damos entrada a un aire que no es puro, está afectado por la polución ambiental, la presencia de partículas en suspensión, polen… y además nos expone al ruido exterior.
Los sistemas de ventilación mecánica controlada son fundamentales para preservar la calidad del aire en el interior de las edificaciones. La presencia de sensores que detectan la contaminación en el ambiente, y de filtros para purificarlo permiten una óptima renovación del aire. Además, el hecho de que un mismo sistema pueda encargarse de modificar la temperatura permite reducir significativamente el consumo de energía en climatización.
Cabe destacar que la calefacción, la refrigeración y el agua caliente sanitaria son responsables del 80% del consumo energético de los hogares en la Unión Europea. Por ello, uno de los aspectos fundamentales para contribuir a potenciar la eficiencia son los sistemas de ventilación de los edificios. La renovación de los sistemas de aislamiento de las viviendas, en un parque inmobiliario bastante envejecido como el europeo, y la instalación de sistemas de ventilación mecánica controlada son claves para ahorrar energía y garantizar la pureza del aire interior. Por tanto, mejorando los equipamientos de los edificios, optando por soluciones más eficientes, podemos ayudar a minimizar los efectos del cambio climático.