La sociedad está evolucionando hacia una mayor concienciación de su impacto sobre el planeta. El sector inmobiliario es consciente de esta evolución y, por ello, vemos que cada vez más empresas estamos transformado nuestros sistemas para hacerlos más sostenibles.
Una de las grandes evoluciones ha sido la construcción industrializada: un sistema de trabajo que posibilita construir con menos residuos y la aplicación del know how de los materiales en la fase de diseño, apostando por la economía circular. Además, este sistema permite el ahorro de energía, tanto en términos de sostenibilidad como en términos económicos, clave en el contexto mundial energético que estamos viviendo.
A ello se le suma la disminución de tiempos de construcción. Y no solo eso, esta forma de trabajar conlleva toda una apuesta social, pudiendo trabajar en un entorno más seguro, con menor siniestralidad laboral y favoreciendo una mejor conciliación familiar, así como convertirse en un ámbito laboral más atractivo tanto para los jóvenes como para la mano de obra femenina.
La realidad hoy en España (con excepciones puntuales de algunas empresas, entre ellas Culmia, actualmente con algo más del 50% de sus viviendas construyéndose de manera industrializada) es que en el sector inmobiliario residencial solo aproximadamente un 2% se construye de esta forma. Este porcentaje está muy por debajo de países como Alemania, Reino Unido (ambos, alrededor del 10%), Japón (15%) o los países nórdicos (40%).
Por todo lo expuesto anteriormente, es obvio afirmar que la voluntad del sector es incrementar el volumen de construcción industrializada en los próximos años, con el objetivo de alcanzar el 40% en el medio plazo. Su futuro y evolución pasa por una apuesta decidida y sin marcha atrás de todos los agentes involucrados del sector.