Sin duda, los ciudadanos cada día estamos más concienciados en ser partícipes activos en el cambio que las ciudades precisan a través de una regeneración urbana responsable, que incluya a toda la comunidad, respete los valores y tradiciones pasadas y genere calidad urbana participativa, inclusiva y eficiente. Es a través de las administraciones, asociaciones locales y entes privados donde se debe dar luz al nuevo urbanismo colaborativo de y para todos.
Esto se ve mejor en barrios de pequeña escala que en proyectos masivos cuya clave es la distribución en escalas asumibles y controladas para poder llevar todo este proceso urba-huma no adelante.
La ciudad del futuro debe tender a ser una “comunidad de barrios” a escala humana, en la que se entienden y se respetan las diferencias sociales, comparten un sistema de infraestructuras comunes y que cuidan del entorno y de las personas generando espacios urbanos de calidad medioambiental, movilidad eficiente, conectada e inclusiva uniendo distintas generaciones en un proyecto futuro urbano y común