Opinión

Es fundamental una cultura colaborativa entre todos los agentes de un proyecto

Juan Manuel Borrás

Juan Manuel Borrás

Director de operaciones de Culmia

Para alcanzar un escenario diferente al que conocemos, así como lograr el éxito en la transición del porcentaje de obras de construcción que se ejecutan de manera tradicional a una construcción industrializada, es necesario acometer varios cambios conceptuales y culturales en el sector promotor y constructor.

Es necesario dejar de pensar, tanto por el fabricante o industrializador como por el equipo de arquitectura, que el elemento en cuestión es independiente del proceso global de diseño y construcción. Es decir, es fundamental una cultura colaborativa entre todos los agentes intervinientes (arquitectos y técnicos facultativos, constructor, promotor…), con el fin de ser capaces de diseñar proyectos desde una perspectiva integradora de las bonanzas que el elemento industrializado puede aportar.

Por su parte, el industrializador debe conseguir adaptar, en lo posible y sin perder repetibilidad, su elemento a las necesidades de diseño condicionadas por la demanda de los clientes y las exigencias normativas. Y todo esto debe realizarse en un entorno marcado por dos conceptos claves: El primero, vinculado a las personas, es la confianza en el desarrollo y las propuestas. Sin confianza, todo se trabaja por silos de intereses, minimizando el éxito del trabajo en equipo y las sinergias del trabajo conjunto. Mientras, en segundo lugar, vinculado a la tecnología, es fundamental la digitalización de todos los procesos, con la meta de hablar un lenguaje válido tanto para minimizar errores en diseño, en fabricación y ejecución en obra y conseguir un mantenimiento futuro eficiente.

En definitiva, es imprescindible que todos los participantes trabajen con un objetivo común: entregar el mejor edificio o infraestructura posible desde una óptica integradora y no una visión particular de cada uno.