Por: Javier Martín López, director de Observatorio Inmobiliario.
En agosto nos ha dejado Antonio Escudero Musolas que, además de una excelente persona, ha sido uno de los hombres más íntegros que me he encontrado en la vida y, por supuesto, en el sector inmobiliario.
Antonio fundó Tecnigrama –empresa pionera del marketing inmobiliario en nuestro país– a mediados de los años setenta. Desde entonces se convirtió en un puntal de la información inmobiliaria de calidad, luchando por aportar datos, transparencia y profesionalidad a un sector en el que primaba “el olfato” sobre el método y donde el cliente era un mero espectador. El tiempo le ha acabado dando la razón sobre las bases en las que se debe sustentar el sector.
Han sido innumerables los promotores inmobiliarios a los que ha ayudado y no pocas veces a base de contradecirles y enmendar sus planes iniciales, porque Antonio Escudero siempre ponía la verdad de los datos por delante…Poseía un profundo conocimiento del mercado inmobiliario no solo basado en el estudio y la reflexión, sino también consolidado a base de pisar la calle y entender las inquietudes de la gente. También han sido muchas las administraciones y los organismos públicos y privados que han bebido de sus fuentes y solicitado su asesoramiento.
Ha escrito una buena colección de libros inmobiliarios –alguno de los cuales he tenido el honor de editar– y cientos de artículos en revistas y publicaciones especializadas… Después, tras su jubilación, se regaló tiempo para escribir novela y pintar algún cuadro nuevo de vez en cuando.
Muchas personas recordarán también su dilatada trayectoria como formador de profesionales. Por sus clases en seminarios, masters y conferencias habrán pasado miles de inmobiliarios que mejoraron su conocimiento del sector y sus habilidades gracias a la enorme capacidad didáctica y divulgativa de Antonio.
Tuve la impagable oportunidad de conocer a Antonio Escudero Musolas en el año 1988 y desde entonces no ha habido una sola conversación que hayamos compartido en la que no haya aprendido algo nuevo sobre el sector inmobiliario o sobre la vida. Porque Antonio era mucho más que un profesional y empresario inmobiliario, era un hombre hecho a sí mismo, con las ideas muy claras, con el que podías dialogar de forma sosegada sobre filosofía, religión, política, ciencia, historia, literatura, arte…sin caer en trivialidades, ni tampoco en excesos academicistas.
Hombre humilde, tranquilo y sereno, pero muy vital e imaginativo, Antonio Escudero Musolas ha sido un profesional y un amigo ejemplar.
Nos abrazamos la última vez el año pasado, en la fiesta del número 100 de Observatorio Inmobiliario a la que asistió un ratito porque su salud no le daba para más. En los últimos meses hemos hablado en varias ocasiones y teníamos pendiente una comida –con su habitual y enriquecedora sobremesa–para después del verano, que tendremos que aplazar.
Te recordaremos siempre, maestro.
Te echaré mucho de menos, amigo.