La preferencia hacia el alquiler o la compra para acceder a la vivienda varía, y mucho, en función del país de residencia. En la Unión Europea, hace apenas un año, aproximadamente el 70% de la población vivía en un hogar de su propiedad, según datos de la Oficina Europea de Estadística (Eurostat). Aun así, los porcentajes difieren bastante según el estado miembro del que hablemos. Sin ir más lejos, en Rumanía el 96,1% de los hogares acceden a la vivienda en régimen de propiedad, frente al 55,3% de países como Austria o el 50,4% de Alemania.
España, lo hemos oído infinidad de veces, es un país de propietarios, tradicionalmente empujados hacia la compra de inmuebles como inversión refugio. Sin embargo, el mercado de la vivienda y sus fluctuaciones, en conjunción con otros muchos factores, muestran aquí una evolución hacia la opción del alquiler que está al alza desde hace tiempo.
Esta modulación de las preferencias de los hogares españoles es lenta pero constante. Así lo arrojan los informes del Instituto Nacional de Estadística (INE): en el año 2010, el porcentaje de hogares que tenían una vivienda en régimen de propiedad era de un 79,4%, frente al 75,2% de 2020. Del mismo modo, y sin tener en cuenta los datos de las cesiones de viviendas, el alquiler a precio de mercado aumentó, en esa misma década, de un 11,4% a un 14,7%, lo que vuelve a dar muestra de esa evolución. Por otra parte, los alquileres por debajo del precio del mercado, en su caso más minoritarios, se mantienen estables: un 3,1% en 2010 y un 3,3% en 2020.
Las variaciones en el segmento residencial dependen en buena parte de los cambios en tendencias sociales y demográficas, que fluctúan igualmente en función de las tensiones del sector inmobiliario. Estos cambios se explican, como indica el informe de Colliers European residential: On the rise, por factores como la gran concentración de población en núcleos urbanos y capitales o la dificultad de los jóvenes para acceder a la vivienda, que también se ven sujetos a mayores flujos de movilidad entre ciudades, normalmente por motivos laborales.
El contexto de inversiones ayuda a entender los cambios de tendencias. Como señala el informe European Multifamily Housing Report, realizado por CBRE, aunque la inversión en el residencial del alquiler en España es aún incipiente, es un mercado que se encuentra en claro crecimiento, incluso pese a los escollos de la pandemia. Así, aunque los dos principales focos siguen siendo Madrid y Barcelona, cada vez más zonas geográficas secundarias atraen el interés de los inversores. No obstante, la capital, como explica el informe de Colliers, es el target ideal en el marco del alquiler para el grupo demográfico de entre 20 y 35 años, que encuentran en la ciudad un destino joven, flexible y con oportunidades laborales.
El aumento de la inversión en alquiler también se apoya en los datos que ofrece la consultora Savills: en el primer trimestre de 2021, la inversión en residencial en alquiler superó los 530 millones de euros. Tal y como explican desde la compañía, las cifras consolidan una propensión en positivo respecto al año 2019 y 2020, igualmente con Madrid y Barcelona como principales focos de interés por parte de los inversores.
En este contexto, aterriza el nuevo Plan Estatal de Vivienda, sobre el que ya se han escrito muchas páginas y que, con una dotación de 1.700 millones de euros, pone el foco en el fomento del alquiler. Si éste puede ser o no el revulsivo que necesita el mercado, lo veremos en los próximos meses. Lo que está claro es que cada vez más ciudadanos, promotoras e inversores valoran esta fórmula de acceso a la vivienda que proporciona flexibilidad a unos y rentabilidad a otros. Me atrevo a asegurar que, pese a las incertidumbres, antes pandémicas y ahora legislativas, el mercado del alquiler inició hace tiempo una senda de la que no hay vuelta atrás.