La industrialización en el sector de la construcción no es un concepto nuevo, sin embargo, en los últimos años ha adquirido mayor relevancia debido a la necesidad de optimizar procesos, reducir plazos de ejecución, mejorar la calidad de las obras y ayudar en el creciente problema del sector de falta de mano de obra cualificada.
Por estas razones, Grupo Egido, a través de su empresa Prefabricados Preinco, fue pionero en adoptar soluciones de industrialización en sus promociones mediante el empleo de fachadas prefabricadas de G.R.C. y de hormigón arquitectónico en los años 90, evolucionado a principios de los 2000 a fachadas portantes con comportamiento estructural.
Si bien se aprecia un crecimiento en el número de proyectos que recurren a la industrialización, la adopción no está avanzando tan rápido como muchos desearían. La industria de la construcción tiende a ser conservadora a la hora de adoptar cambios disruptivos. La industrialización requiere una mayor coordinación previa y un mayor coste en fases iniciales del proyecto que frena a determinados promotores. Además, se encuentra con barreras en cuanto a la falta de adaptabilidad de la financiación tradicional de los proyectos inmobiliarios y la existencia de una reglamentación técnica pensada para la construcción tradicional que dificulta la obtención de certificados de los sistemas constructivos novedosos y retrasa su implantación.
No obstante, las nuevas generaciones de profesionales comienzan a formarse en metodologías industrializadas, la tecnología avanza con rapidez y la preocupación por la sostenibilidad ha puesto en el foco la eficiencia y la reducción de residuos. Todo ello hace prever un crecimiento paulatino en la implantación de la industrialización, que debe ser reforzado mediante políticas específicas, financiaciones adaptadas y normativas que impulsen un despegue más rápido y estable de estas soluciones, transformando el sector hacia una construcción más eficaz, limpia y sostenible.