Una ciudad más social y económicamente sostenible es aquella que pone en el centro a las personas desde el inicio del proyecto urbanístico. Por ejemplo, uno de los mayores desarrollos de España y de Europa, Valdecarros, se plantea como una ciudad dentro de Madrid y lo hace mirando al progreso.
De las 150.000 viviendas que se esperan levantar en la región en los próximos años, en Valdecarros se va a construir un tercio; casi el 62% del suelo se dedicará a residencial y el 38% a actividades económicas, tanto para comercio de proximidad como para centros comerciales. Pero, además, de esas 50.000 viviendas, la mitad tendrá algún tipo de protección oficial fomentando la relación entre asequibilidad y desarrollo urbano sostenible.
Es muy significativo el impacto económico que tendrá este nuevo barrio, ya que, además, empleará a medio millón de personas. Esto también se traduce en sostenibilidad para los promotores, los vecinos y la ciudad. Solo queda que la Administración se mantenga como un aliado en este progreso, no se eternicen las licencias y ponga las infraestructuras necesarias al alcance de los ciudadanos.