El diseño de interiores gana cada vez más relevancia en la actitud de las personas. Desde hace años se viene estudiando cómo influye el entorno construido en la salud y emociones de la gente. Y, además de probarse que un buen diseño puede beneficiar a la salud, también se ha comprobado que la forma en la que accede la luz influye en la conducta de las personas. Eso, sumado al ahorro energético que puede suponer en plena crisis del sector, lo convierte en una técnica a tener en cuenta.
Por ello, se espera que gracias al avance de la tecnología y al desarrollo del diseño de interiores se pueda implantar la iluminación circadiana en el mayor número de espacios posibles. Una forma de reducir problemas de salud que van desde los trastornos alimenticios hasta trastornos del sueño o incluso estrés por afectar a los ritmos circadianos.
La iluminación circadiana hace referencia a aquella que se adapta a la evolución que tiene la luz natural las 24 horas del día. Es decir, la iluminación circadiana es aquella que cumple con los ritmos circadianos sin afectar al metabolismo y comportamiento de las personas de forma antinatural.
Aplicando esta tendencia, se logra que las personas que están en un interior durante varias horas no pierdan la noción del tiempo ni mantengan una actitud y energía propia de otro momento del día.
Las vías para que hogares y oficinas apliquen la iluminación circadiana a sus instalaciones son varias. Desde las más económicas, donde en función de la sala a la que nos refiramos se instala un tipo de bombilla, a otras más avanzadas donde entra en juego la tecnología al regular automáticamente la potencia de la luz y temperatura de color en función de la hora del día.
Ana García, profesora de la LCI Barcelona y arquitecta especialista en el diseño de interiores, incide en que “desde que se inventó y desarrolló la iluminación artificial pudimos llevar a cabo muchas actividades nocturnas que no habían sido posibles hasta ese momento, pero a cambio, pagamos un alto precio desafiando nuestros relojes biológicos cada vez más desincronizados con la salida y a puesta del sol”.
Para cumplir con esta iluminación circadiana también se puede optar por un diseño interior donde prime la luz natural en lugar de la artificial. Por medio de ventanas o ventanales, las instalaciones pueden adaptarse al completo a la luz que proceda del exterior y, por lo tanto, cumplir con los principios de la iluminación circadiana.
“Es importante acompañar a nuestro organismo a lo largo de la jornada, avisándolo con la iluminación que utilizamos en qué momento del día estamos”, destaca Ana García, que imparte en LCI Barcelona este tipo de tendencias de diseño. La experta asegura que es recomendable establecer “luces cálidas en las habitaciones para simular el momento del amanecer o de la luz del este, luces más bien frías en las zonas donde se pase parte de la jornada trabajando, y luces templadas y también cálidas para el resto de estancias como el salón, sobre todo cuando se acerca el final del día”.
Iluminación circadiana frente a la concentración en las urbes
La concentración de la población en las ciudades ha provocado, a su vez, menos aprovechamiento de la luz natural. Además, en las urbes se acostumbra a vivir bajo mayor presión por motivos laborales o de simple contaminación acústica y lumínica. Si a ello se le suma que cada vez se usan más los dispositivos tecnológicos que suponen estar más tiempo ante la pantalla, la cantidad de luz que recibimos a lo largo del día es notable. De ahí la importancia de la iluminación circadiana.
Un estudio de Harvard detalló que la gente que vive en ciudades y urbes pasa el 90% de su tiempo en espacios cerrados. Un porcentaje que podría ir a mayores, pues la ONU prevé que en 2050 más de un 66% de la población se encuentre concentrada en núcleos urbanos. En caso de que tendencias como la iluminación circadiana proliferen, la situación en términos de salud no será tan grave.