Según Jones Lang LaSalle, la evolución de la fabricación está generando oportunidades para promotores e inversores
16 de julio de 2013.- Los cambios en la industria manufacturera generarán más dificultades y retos para las empresas de este sector aunque también supondrán más oportunidades para los promotores e inversores inmobiliarios, según pone de manifiesto un estudio de Jones Lang LaSalle que subraya que la impresión en tres dimensiones (impresión 3D) transformará determinadas fases de la fabricación así como la naturaleza de fábricas y cadenas de suministro. A pesar de estar dando aún sus primeros pasos, la impresión 3D cuenta con potencial a largo plazo para provocar lo que algunos analistas han denominado una «nueva revolución industrial».
La capacidad para «imprimir» objetos siempre que sea necesario podría transformar radicalmente el proceso de fabricación así como los tipos de instalaciones que las empresas precisan. En lugar de la producción en masa, la impresión 3D hace hincapié en la personalización; en vez de deslocalizar, es probable que la impresión 3D fomente un aumento de la producción local, más cercana al mercado.
En palabras de Jon Sleeman, director de Research de Logística e Industrial para la región EMEA (Europa, Oriente Medio y África) en Jones Lang LaSalle, la impresión 3D "cambiará la naturaleza de las fábricas en determinadas industrias. En lugar de grandes fábricas a medida, contribuirá a una mayor demanda de edificios estándar medianos y pequeños que, muy probablemente, las empresas arrendarán en lugar de tenerlos en propiedad. Esto generará oportunidades para promotores e inversores".
También están cambiando los factores que determinan la ubicación de la capacidad de fabricación, incluidos los aspectos relacionados con la deslocalización, la reversión de la deslocalización o la deslocalización cercana.
LA EVOLUCIÓN DE LA PRODUCCIÓN IMPULSARÁ LA DEMANDA DE INMUEBLES
Según este estudio, aunque la deslocalización ha supuesto una tendencia significativa, muchas clases de producción se caracterizan por un enfoque eminentemente local o regional, son por definición menos móviles y cuentan con razones de peso para quedarse en economías con costes más elevados. Además, durante los últimos dos o tres años, se han observado indicios de ralentización en la deslocalización e incluso algunas pruebas de reversión de esta iniciativa a cargo de las empresas, especialmente en EE. UU., aunque también en Europa. Esto pone de manifiesto un mejor entendimiento de los «costes ocultos» (más amplios) asociados a la producción en el extranjero, entre los que se encuentra la ampliación de los plazos de entrega para cumplir con la demanda de los clientes y la exposición a los riesgos de la cadena de suministro.
Tal y como afirma Jon Sleeman: "La evolución de la fabricación está impulsando la demanda de una amplia gama de inmuebles en toda la cadena de valor, incluidas instalaciones de I+D -que normalmente se ubican en los edificios de producción- e instalaciones de logística que sirven de apoyo a la producción. Según Jones Lang LaSalle, durante los últimos cinco años (de 2008 a 2012), las empresas de fabricación representaban directamente el 16 % de la demanda total de inmuebles de logística en los 11 principales países europeos, lo que refleja la importancia de la fabricación como fuente de demanda de inmuebles de logística".
Paul Betts, del departamento de Logística e Industrial para la región EMEA de Jones Lang LaSalle , comenta que "la evolución de la producción impulsará la demanda de inmuebles en los distintos eslabones de la cadena de valor. Generará cambios en los emplazamientos a medida que las agrupaciones manufactureras actuales evolucionen y se perfilen nuevos destinos".
Los promotores e inversores, cuya búsqueda de inmuebles industriales ha sido fundamentalmente con fines logísticos, también deberían tener en cuenta las oportunidades derivadas de la producción, especialmente en emplazamientos con una marcada concentración de agrupaciones manufactureras.
LA POTENCIA DE LA INDUSTRIA MANUFACTURERA EUROPEA
La evolución del proceso de fabricación está modificando el panorama de la producción en Europa.
El estudio destaca que cuatro de las mayores economías manufactureras del mundo son europeas: Alemania, Italia, Francia y el Reino Unido y que Europa atrae un porcentaje importante de la inversión extranjera directa (FDI, por sus siglas en inglés) en el sector manufacturero: un 25 % del total a escala mundial durante los últimos 10 años;
También pone énfasis en que en los 27 Estados miembros de la UE, se prevé que el valor añadido bruto de la fabricación se incremente en términos reales en un 15 % entre 2011 y 2021, según fuentes independientes y en el hecho de que Europa cuenta con una base muy diversa de industrias manufactureras tremendamente competitivas (a menudo concentradas geográficamente en agrupaciones), que genera una fuerte demanda de inmuebles.
Asimismo, muestra que las economías de Europa central y del Este (CEE, por sus siglas en inglés) seguirán proporcionando emplazamientos de producción atractivos para atender a los mercados europeos, puesto que combinan unos costes relativamente bajos con una mano de obra bien preparada y acceso a los mercados. Rusia, el principal destino europeo de FDI en la última década, podría atraer más industria con vistas a atender a sus mercados de consumo así como a antiguos estados soviéticos y a países de Oriente Medio y, por último, que Turquía atraerá más actividad manufacturera gracias a sus costes reducidos, a un mercado interno en expansión y a su proximidad a mercados europeos más ricos.