Representantes de estas sociedades, reunidos en un webinar organizado por WIRES, destacan la importancia de la “seguridad jurídica” para abordar proyectos de inversión
Las patrimoniales se enfrentan a los mismos retos que las grandes carteras de inversión y están adaptando sus carteras a la nueva realidad originada por la pandemia, abordando estrategias que les permitan afrontar las nuevas tendencias de usos en los activos inmobiliarios.
En el webinar “Family Office: ¿cómo adaptar el patrimonio a la nueva realidad?”, organizado bajo el formato live streaming por la asociación WIRES (Woman in Real Estate) para conocer cómo adaptan los family offices su patrimonio a la nueva realidad, se ha puesto de manifiesto que la diversificación, es clave en la estrategia de inversión de estas compañías.
En el encuentro, moderado por Carmen Pérez Pozo, socia fundadora del bufete de Abogados Pérez-Pozo y socia WIRES, participaron Carolina Marcos, subdirectora general de Alting Grupo Inmobiliario y socia WIRES; Carlos Aguayo, director de Real Estate en Mabel Capital y Martin de Abbad Fabra, director en Arcano Wealth Advisors.
Los intervinientes abordaron la posición de los family offices desde la perspectiva financiera, organizativa, de rentabilidad y geográfica.
En el ámbito financiero, las estrategias de inversión de los family offices se basan principalmente en una buena ubicación, en proyectos donde la gestión genera valor añadido y otras familias en la rehabilitación. Como conclusión, existen tres drivers en la toma de decisiones de inversión: calidad, ubicación y expertise para una buena gestión activa.
Desde el punto de vista organizativo, la crisis sanitaria del Covid ha otorgado ciertos niveles de riesgo en determinadas inversiones en inmobiliario y los cambios que en principio parecían coyunturales podrían convertirse en estructurales. Aun así, las decisiones se tomarán en función de la capacidad económica del family office y del riesgo que esté dispuesto a asumir.
Por lo que respecta a la rentabilidad, el contexto en el que vivimos ha alterado tanto los patrones de uso y ocupación de los espacios, el nivel de concentración de las personas y su movilidad y desplazamientos que existe gran incertidumbre en la valoración de la rentabilidad futura de las inversiones individuales por lo que se tiende a diversificar las carteras en busca de una estabilidad.
Por último, en cuanto al ámbito geográfico, vuelve a repetirse el concepto de “diversificación”, geográfica en este caso. Existe consenso entre los contertulios de que de que conviene en muchos casos invertir en mercados consolidados en los que la liquidez prima probablemente sobre la rentabilidad y eso hace que los procesos de venta sean ágiles y transparentes. El “efecto divisa” hay que tenerlo muy en cuenta en carteras internacionales.
El tiempo de coloquio concluyó con un intercambio de opiniones de los contertulios sobre la importancia de la “seguridad jurídica” a la hora de planificar proyectos de inversión dentro y fuera de España, de cómo los continuos cambios normativos en España desincentivan la inversión extranjera y de la necesidad de consensuar entre todos los players del sector los controles, normas y reglas del mercado para generar un marco estable, aunque la coyuntura debido al Covid no lo sea especialmente.