BBVA ha llegado a un acuerdo para recomprar a Merlin Properties las casi 700 oficinas comerciales que la socimi posee del banco. Una operación que se ha acordado en algo más de 1.987 millones
La inmobiliaria liderada por Ismael Clemente anunció el año pasado su deseo de desprenderse de esta red de sucursales, aunque el banco contaba con una opción preferente de compra que, finalmente, ha ejercido.
El 86% de la cartera está ubicada en Madrid, Barcelona y capitales de provincia. Y su valor en libros, según figura en el balance de la socimi, era de 1.750 millones, por lo que la venta supondría una prima del 13% según la compañía, que ha notificado a la CNMV una plusvalía de 304 millones de euros, por esta operación.
BBVA, por su parte, prevé un impacto en su cuenta de resultados de este año de 200 millones de euros por esta adquisición. No obstante, asegura que "estos impactos se verán más que compensados por los ahorros acumulados esperados tras la ejecución de esta transacción".
Y es que el año pasado, BBVA pagó en alquileres cerca de 85 millones de euros, aunque las rentas se estaban disparando porque los contratos estaban indexados al Índice de Precios al Consumo (IPC) y se calculaban en 1,5 veces la inflación media de cada ejercicio (del 7,9% en lo que va de año), y la entidad financiera tenía obligación de permanencia en las oficinas de la socimi hasta 2039.
La operación, sujeta a la aprobación de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, se consumaría en el segundo trimestre de este 2022.
Un poco de historia
BBVA vendió a varios fondos 880 sucursales que tenía en su cartera de activos en plena crisis financiera, concretamente, en 2009. Cinco años después, Merlin compró estas oficinas antes de su salida a Bolsa, con el compromiso de que el banco se mantendría como inquilino durante 30 años.
No obstante, la cartera actual no tiene los mismos inmuebles que al principio, puesto que la entidad bancaria recompró 167 de esas sucursales por 252 millones a la inmobiliaria en 2018.
Ahora, Merlin Properties destinará el 50% de los ingresos obtenidos al reparto de un dividendo extraordinario. Asimismo, se prevé que el resto de las ganancias se dediquen a reducir el loan to value de la compañía, impulsar sus proyectos de centros de datos y realizar una pequeña recompra de acciones.
Al cierre del ejercicio 2021, la deuda financiera neta de Merlin ascendía a 5.247 millones, tras cerrar la devolución de un bono de 548 millones.