Tras las obras en la Puerta del Sol o la tala de árboles en zonas de la capital, Madrid se ha convertido en foco de la crítica hacia un urbanismo más centralizado y sostenible. Para conocer cómo debe ser el Madrid que todos los vecinos quieren ver, charlamos con Antonio Giraldo, concejal del Ayuntamiento.
¿Cuál cree que debería ser el modelo de Madrid como ciudad? ¿Y como capital de España?
Antonio Giraldo: Madrid debería aspirar a ser una de las grandes capitales del mundo en la transición verde. Al igual que otras grandes ciudades como París, Londres, Ámsterdam o Copenhague han entendido plenamente esta nueva realidad de emergencia climática como una oportunidad de adaptación e incluso de prosperidad económica vinculada a toda la cadena de valor que dicha transición lleva asociada, Madrid debería aprovechar sus características que, de partida, la sitúan en un plano mucho más atractivo para colarse en este top mundial con ventajas como pueden ser la compactibilidad urbana, la densidad, la presencia de grandes entornos verdes inmediatos, una sistema de transporte multimodal o la necesidad, como pocas, de afrontar cada vez más periodos cálidos anuales.
Madrid tiene una ventana de oportunidad única para ser el foco europeo de una nueva prosperidad sostenible. En pocas ciudades europeas vamos a aprovechar tanto los techos solares como en Madrid por la gran cantidad de horas de sol que tenemos.
Como capital de España tenemos que aspirar a ser un gran referente no solo de capital e inversiones asociadas a esa centralidad y condición, sino a ser foco de nuevas tecnologías e industrias verdes que hagan no solo de Madrid, sino de su región, un espacio motor del país con una cadena de valor y empleo de alto nivel. Todo esto, por supuesto, es complementario a otras cualidades. Pero Madrid tiene capital humano y conocimiento suficiente para serlo. Ser la capital del país no será suficiente en el futuro, en tanto que hay otras ciudades españolas que están aprovechando mejor esa ventana de oportunidad que comentaba.
¿Qué lugar ocupa en la actualidad la regeneración urbana en el Ayuntamiento?
A.G: La regeneración urbana es, sin duda, el reto al que nos enfrentamos en casi todas las ciudades, pues partiendo de que el parque edificado español es viejo y, en su mayoría de una calidad limitada, la labor de las próximas décadas será el adaptar, mejorar o sustituir todas esas viviendas que hoy no cumplen con las condiciones necesarias para garantizar, por ejemplo, un aislamiento térmico óptimo. Hablaremos más de crecimiento de las ciudades hacia el interior y aquí el Ayuntamiento de Madrid, aunque da pasos, necesita poner este crecimiento como prioridad frente al expansionismo. El municipio de Madrid ya casi se ha terminado (si de suelo urbanizable hablamos). Ahora tenemos que trabajar con lo que tenemos, para siempre. Los fondos europeos y las recientes políticas del Gobierno de España, con fuertes inversiones en este sentido, son una buena oportunidad.
"La labor de las próximas décadas será el
adaptar, mejorar o sustituir todas esas
viviendas que hoy no cumplen con las
condiciones necesarias"
¿Cómo podría Madrid combatir el cambio climático desde el urbanismo?
A.G: El urbanismo es fundamental para combatir la situación de emergencia climática porque uno de sus pilares fundamentales, entre otros muy importantes y necesarios como la movilidad, es la adaptación del espacio público. La forma en la que pensamos el diseño de ese espacio es clave: necesitamos más espacios verdes, más suelo permeable y menos suelo asfáltico que absorbe calor, más acceso al agua, más sombras, más lugares de descanso y servicios al ciudadano… Pero, sobre todo, necesitamos pensar la ciudad a gran escala. Durante décadas hemos “hecho” Madrid hacia un modelo urbano muy dependiente del automóvil, muy propicio a los desplazamientos innecesarios y muy centrado en un modelo de vida que no es sostenible si queremos ser una de esas urbes bandera que comentaba en preguntas anteriores. Madrid necesita repensarse a sí misma como una gran urbe policéntrica, que no concentre actividad económica y residencia en puntos dispares, sino que se articule orgánicamente. Para ello teorías como la proximidad o la ciudad de los 15 minutos son muy útiles, porque nos vienen a decir justamente eso.
Por supuesto, esto no es cosa de un año, ni de 10, pero se pueden dar pasos. Por ejemplo, es totalmente inaceptable que estemos inaugurando nuevos desarrollos como El Cañaveral sin acceso viable al transporte público.
¿Los barrios de la capital están suficientemente cohesionados y dotados de infraestructuras para atender las necesidades de los ciudadanos?
A.G: No. Uno de los problemas más graves que tiene Madrid, como ciudad, es la enorme desconexión que existe entre muchos de sus barrios, porque, además, no solo se trata de una desconexión física, sino también social y económica. Existe una brecha de desigualdad muy grande en función del código postal donde has nacido y, además, esto también habla de la calidad o la capacidad de acceso a diversas dotaciones o servicios públicos. Especialmente esto lo sufre el sur de la ciudad. Ese clásico dicho del norte rico y el sur más pobre no es un mantra, es la realidad diaria de la ciudad que, además, se ha acrecentado en las últimas décadas.
"Uno de los problemas más graves que tiene
Madrid, como ciudad, es la enorme desconexión
que existe entre muchos de sus barrios"
¿Qué opinión tiene de los PAUS muchos años después de su planificación?
A.G: Los PAUS no son otra cosa que el instrumento de ordenación del que dispone la ciudad, como ente, a través de la administración municipal, para crecer y dar cumplimiento a una de sus funciones más esenciales: dar vivienda y servicios a las personas que en ella quieren residir, entre otras muchas. Pero para ello hay muchas formas de hacerlo. Lo que hoy en día todo el mundo tiene en la cabeza como PAU en Madrid no es sino un modelo concreto para aplicar esa función que ya nació desfasado en su momento, cuando se diseñaron todos los desarrollos para colmatar el municipio de Madrid, allá en el Plan General de Ordenación Urbana de 1997. Un modelo que centraba esta nueva ciudad en un concepto de distribución poblacional y de movilidad concreto (el automóvil), focalizado, además, hacia un modelo de relación social que favorece el individualismo (y no puedo nunca dejar de recomendar La España de las Piscinas de Jorge Dioni).
No obstante, me gusten más o menos, el problema que ha devenido es que, además, no se han desarrollado bien, sino que muchos de ellos han estado y están carentes de dotaciones y servicios mínimos para una población que ya reside en ellos. Parece que cuando nacieron fueron más un instrumento especulativo de desarrollo económico que lo que deberían haber sido y muchos se abandonaron casi a su suerte. Y esta colleja no va solo para Madrid, pues en aquellos años la gran mayoría de municipios grandes siguieron el mismo derrotero. No se tiene una opinión sobre los PAU, sino sobre las cosas mal hechas, y mal hechas a conciencia pues persistimos en los mismos errores en 2023.
"Necesitamos plasmar la realidad y lo que
Madrid quiere ser en los próximos 20 o
30 años en un nuevo Plan"
Siempre se ha dicho que habría que atajar la redacción de un nuevo PGOUM y no hacer modificaciones puntuales. ¿Es fácil hacerlo? ¿Qué nuevas normas cree que debería de contener por la evolución urbanística de Madrid como ciudad?
A.G: El modelo de Madrid que se planeó para 1997, fecha del actual Plan General de Ordenación Urbana, entonces ya era cuestionable por los cambios que se venían dando, pero que, tras el estallido de la burbuja inmobiliaria en los años 2000, ya quedó totalmente desfasado, máxime tras unos años de parón, un nuevo periodo y una pandemia de por medio. Un Plan General debe ser un instrumento que sostenga todo lo que la ciudad vaya a hacer o desarrollar en las siguientes décadas. Con frecuencia criticamos la edad, pero lo peor no es eso, sino todo lo que ha pasado en estos 27 años que nos han dado como consecuencia una realidad que ni si quiera llegaron a imaginar en 1997.
Por este motivo cada vez que se quiere hacer algo relevante en Madrid hay que cursar la correspondiente modificación del Plan General, porque crecemos sobre lo no previsto. Y esto es un peligro, porque la ciudad no es una barra libre ante intereses de los grandes capitales, como con frecuencia vemos, sino un ente colectivo que debe garantizar por encima de todo el interés general y para ello hay que ser previsible. Por ello necesitamos plasmar la realidad y lo que Madrid quiere ser en los próximos 20 o 30 años en un nuevo Plan, que nos dé marco para hacerlo. Por supuesto, no es fácil. Todo lo que he comentado sobre la necesidad de Madrid de convertirse en una gran ciudad policéntrica, sostenible, centro de la transición verde en el mundo… empieza por una estrategia. Yo lo llamé Madrid Próximo, pero llámese como quiera. Y celebramos que desde el Gobierno de la ciudad se quiera abrir este melón por fin, aunque veremos a ver cómo lo quieren cortar.