Más de un centenar de profesionales se dieron cita en Madrid con motivo de la quinta edición de InmoSostenible, un foro impulsado por ASPRIMA y GF Building Flow Solutions que abordó el papel del sector inmobiliario en la transición hacia un modelo de edificación más sostenible. La jornada tuvo lugar en la víspera del Día Mundial del Medio Ambiente y sirvió para poner sobre la mesa los desafíos regulatorios, económicos y técnicos a los que se enfrenta el sector para reducir su huella de carbono sin que ello suponga un obstáculo adicional para el acceso a la vivienda.
Durante la apertura, Carolina Roca, presidenta de ASPRIMA, reclamó medidas para hacer compatible la sostenibilidad con la asequibilidad. “El primer reto de la sostenibilidad es acabar con la desigualdad. Pero si encarecemos la vivienda por construir de forma más sostenible, dificultamos aún más su acceso”, afirmó. En este sentido, pidió a las administraciones una fiscalidad más justa, un urbanismo más ágil y una planificación estratégica del suelo que permita avanzar sin generar nuevas barreras.
Desde el ámbito institucional, María Teresa Verdú, directora general de Agenda Urbana y Arquitectura del Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana, presentó las principales iniciativas normativas en marcha, entre ellas el proyecto ARCE 2050, enfocado a la descarbonización del entorno construido, y la próxima actualización del Código Técnico de la Edificación (CTE), cuyo borrador se someterá a consulta pública en los próximos meses. Verdú subrayó también la importancia de integrar criterios de sostenibilidad —ambiental, social y económica— en las agendas urbanas municipales desde las primeras fases de planificación.
Uno de los puntos centrales de la jornada fue la medición del impacto climático a través del Análisis de Ciclo de Vida (ACV). Representantes de AEDAS Homes, Metrovacesa y Neinor Homes coincidieron en señalar que entre el 60% y el 70% del impacto de una promoción inmobiliaria corresponde al carbono embebido, es decir, el generado durante la fabricación y el transporte de materiales y durante el proceso constructivo. El restante 30-40% es carbono operacional, vinculado al uso energético del edificio, y susceptible de reducirse con energías renovables. Los ponentes destacaron la necesidad de avanzar hacia metodologías compartidas que permitan comparar datos y facilitar la toma de decisiones.
La viabilidad económica de estas estrategias también fue objeto de análisis en otra mesa, en la que participaron representantes de 011h, Cano y Escario Arquitectura y Q-Living. Todos ellos reclamaron mayor claridad regulatoria y agilidad administrativa para poder integrar soluciones sostenibles en los presupuestos reales de cada promoción.
En el ámbito técnico y académico, intervenciones como la de Enrique Larrumbide (CSIC – Instituto Eduardo Torroja) y Antonio García Martínez (Universidad de Sevilla) señalaron la importancia de incorporar criterios ambientales desde las fases iniciales del diseño. Ambos coincidieron en que, en los próximos años, la viabilidad ambiental será un requisito tan relevante como la económica en la planificación de cualquier desarrollo urbano.
Por último, el papel del sistema energético fue abordado por representantes de AELEC y Sedigas. Mientras el sector eléctrico destacó los avances en electrificación y la necesidad de reforzar infraestructuras, desde el ámbito del gas se defendió el potencial del biometano para aprovechar las redes existentes. Ambas partes coincidieron en que la transición energética debe apoyarse en soluciones técnicamente viables y económicamente sostenibles.
La jornada fue clausurada por Miguel Definti, director comercial para el sur de Europa de GF Building Flow Solutions.