Se trata de un volumen muy similar al de 2019, año en el que se registraron 55 millones de euros, y que se produce en un contexto de pandemia mundial
En un año marcado por la pandemia de la COVID-19, el mercado de oficinas de Valencia registró en 2020 un volumen de inversión de 51 millones de euros, una cifra muy similar a la alcanzada en 2019 (55 millones). “El volumen registrado, en un contexto de pandemia mundial, es una prueba del interés que despierta el sector entre los inversores en una ciudad como Valencia, que se está convirtiendo en un foco de atracción y retención del talento para la mayor parte de las empresas de carácter internacional y tecnológico que buscan nuevas ubicaciones a nivel europeo”, sostiene José Ángel Sospedra, director territorial zona Este de CBRE. El experto añade que “la rentabilidad media se mantuvo estable en valores cercanos al 5%”.
Respecto a la contratación, el sector registró una cifra de 38.000 m2, lo que supone un descenso del 19% frente a los 47.246 m² del año anterior, cuando se alcanzó la segunda cifra récord de la última década, por detrás de 2018 (49.136 m²), según datos de CBRE. Después del parón del segundo trimestre del año con motivo del confinamiento, la contratación de oficinas en la ciudad de Valencia se reactivó a partir del tercer trimestre de 2020.
“La cifra de contratación alcanzada en el conjunto de 2020 fue considerable si tenemos en cuenta que, durante el segundo trimestre del año, la actividad descendió en gran medida por el confinamiento y la mayoría de las oficinas estaban cerradas”, valora Belén Patiño, directora de oficinas CBRE Valencia.
De acuerdo con la consultora, las áreas más dinámicas el año pasado en términos de contratación son las zonas descentralizadas (por ejemplo, La Marina). Estas duplicaron su contratación en 2020 superando el 40% del total, frente a zonas como Centro o NBA, que han sido históricamente las más demandadas.
Atendiendo a la superficie contratada, ha descendido el número de operaciones de superficies mayores a 1.000 m², mientras que las inferiores a 200 m² se han duplicado respecto a 2019. A nivel de rentas, Patiño explica que “hay un incremento notable en el número de operaciones en el tramo entre 9-12 euros/m²/mes, debido al aumento de operaciones en zonas descentralizadas”.
“La evolución anual de rentas medias, calculada en base a transacciones cerradas, continúa su senda moderadamente alcista, en parte debido a la escasez de oferta”, añade. De acuerdo con los datos de CBRE, las rentas prime en zonas centro y Alameda se sitúan en 16 euros/m²/mes, el doble de las rentas de parques empresariales con mayor disponibilidad. En la zona de NBA, oscilan entre 9-11euros/m²/mes.
El contexto de mercado de los últimos años ha estado marcado por el descenso en la disponibilidad de espacios de oficinas debido a la falta de proyectos nuevos y al aumento en la contratación. En 2020, la tasa de disponibilidad de superficie de oficinas en Valencia ha registrado un ligero repunte de 1,3 puntos con respecto a 2019, hasta situarse en el 9,3%. La disponibilidad de superficies de calidad superiores a 1.000 m² es muy escasa, lo cual dificulta la absorción de la demanda existente. Las zonas Alameda y NBA siguen con una disponibilidad muy baja, según CBRE.
Auge de los espacios flexibles
En este contexto y dando un impulso a tendencias que ya estaban implantándose, ha habido un incremento notable en la demanda de espacios flexibles, especialmente por parte de empresas con empleados que necesitan disponer de un centro de trabajo. Tal y como afirma CBRE, la demanda de espacios flexibles en el arranque de 2021 ya es superior a la demanda total del año 2019. Además, la contratación de estos espacios está ganando protagonismo frente al alquiler tradicional.
Las compañías están demandando espacios abiertos y flexibles que fomenten la colaboración entre las diferentes áreas de negocio. En paralelo, las empresas buscan espacios dotados con altas prestaciones técnicas y sostenibles con el medio ambiente”.
De cara a 2021, la directora de oficinas CBRE Valencia es optimista porque los datos del primer trimestre reflejan un incremento notable de la demanda y considera que “después de 12 meses de pandemia, las empresas ya tienen más despejado el camino de vuelta a la oficina y lleva implícito un análisis de concepto muy focalizado en el empleado que implica flexibilidad y digitalización. La oficina se convierte en una herramienta más de trabajo, donde los empleados quieren socializar, formar parte de una organización y donde deben disponer de un clima de bienestar, seguro y saludable, además de todas las herramientas para trabajar de forma óptima”.