Los ponentes reunidos en el noveno encuentro de SIMAPRO Home Edition apuestan por la colaboración público-privada y el activismo empresarial para salir de la actual crisis
El noveno encuentro de SIMAPRO HomeEdition ha analizado el papel que el sector inmobiliario puede jugar en la reconstrucción económica y social de nuestro país en la era post COVID-19. En esta cita han intervenido como ponentes Ismael Clemente, CEO de Merlin Properties; Daniel Cuervo, director general de ASPRIMA; Javier Rodríguez Heredia, socio de Azora y Fátima Sáez del Cano, managing director Spain de Grosvenor Europe. Juan Fernández-Aceytuno, consejero delegado de ST Sociedad de Tasación, ha moderado el coloquio.
Dos temas han centrado las reflexiones de los ponentes del encuentro. Por una parte, el análisis de las características específicas de la actual crisis y sus diferencias con la de 2008, tanto a nivel sectorial como empresarial. Y por otra, el papel que el asociacionismo del sector debe jugar en la definición de las políticas gubernamentales para hacer frente a esta crisis.
Una crisis diferente que abre nuevas oportunidades
“Técnicamente, la anterior fue una crisis de oferta y bastante endógena, generada por el propio sector. La de ahora es una crisis exógena y de fuerte caída de la demanda. En este sentido se trata de una crisis mucho más profunda que las anteriores”, ha opinado Ismael Clemente. En la misma línea se ha expresado Javier Rodríguez Heredia, para quien la diferencia con la anterior crisis es que “entonces el cisne negro lo tenía el sector en su interior, mientras que ahora este cisne negro ha venido de fuera, pero ahora nos coge con mejor estructura”. Para Fátima Sáez del Cano, “esta crisis ha sido una situación tan sobrevenida y rápida que al principio nos costó mucho aceptarla”.
Refiriéndose concretamente al sector residencial, Daniel Cuervo ha precisado que una de las diferencias entre ambas crisis está en la producción. “Ahora estamos haciendo mucha menos vivienda que la que se debería hacer. Estamos en cifras inferiores, en lo que a producción se refiere, que en 1992 o 1993. Además, la deuda familiar es bastante menor y las entidades financieras están mucho más saneadas que en 2008”. Y son precisamente estas diferencias, según Sáez del Cano, las que comienzan a abrir nuevas oportunidades de negocio. “Es probable que el ‘location, location’ de las oficinas en los centros masificados deje de ser una prioridad en beneficio de los parques empresariales y de los lugares de trabajo espaciosos y con aparcamiento. Y esta nueva realidad abre oportunidades de inversión”, ha puntualizado. “Esta crisis va a marcar el fin de la oficina granja de pollos, de la macrodensificación de los lugares de trabajo y de las praderas repletas de mesas y empleados. Esta es una tendencia que se va a acelerar”, ha concluido Clemente.
Apoyo para volver a la normalidad
Los ponentes también han debatido la previsible duración de la crisis y las medidas que deberían tomarse para acelerar el paso hacía una ‘nueva normalidad’. “Nos coge más entrenados, tanto a nosotros como a los organismos internacionales. Además, el sistema financiero internacional está muy saneado, con una provisión de liquidez muy activa”, ha afirmado Ismael Clemente, que ha apostado también por la necesidad de implementar “políticas de inspiración keynesiana” que den un fuerte empuje a la obra pública y al empleo. Daniel Cuervo también ha demandado una mayor implicación de las administraciones, en especial del Gobierno central. “La clave de esta crisis pasa por incentivar la demanda con medidas gubernamentales, ya sea mejorando la fiscalidad de la compra de una vivienda o mediante avales que faciliten su financiación”, ha dicho.
“Esta es una situación temporal y no creo vaya a terminar con los mega trends en materia de inversión” ha puntualizado Javier Rodríguez Heredia, quien no ha dudado en asegurar que incluso algunos negocios, como el residencial de alquiler, saldrán beneficiados, “pues esta crisis va a suponer una mejora de sus fundamentales”. Rodríguez Heredia, en cuanto a la fecha de cierre a la crisis provocada por la pandemia de la COVID-19, afirma que “va a depender de cuánto tardemos empresas y Gobierno en posicionarnos como generadores de confianza, porque esta crisis sobrevenida tiene un fuerte componente sicológico”. Dependiendo de la capacidad para conseguirlo, el directivo de Azora maneja las fechas de 2021 o 2023. Para Fátima Sáez del Cano, en cambio, el principal peligro no está en un déficit de percepción o de expectativas frustradas, sino “en que perdamos el control sobre los costes de producción”. En cualquier caso, "no esperamos un wait & see eterno, ni siquiera para este año", Con todo, Rodríguez Heredia espera que “la ‘nueva normalidad’ se quede en un simple palabro y que el sector y el conjunto de la economía vuelvan simplemente a la normalidad”.
Poner en valor el asociacionismo
Los ponentes del noveno encuentro de SIMAPRO Home Edition también han analizado el papel que el asociacionismo del sector tiene que jugar en momentos tan críticos como los actuales, en los que, además, como ha remarcado Ismael Clemente, “la polarización política en la que el país se encuentra hace doblemente difícil encontrar vías de solución a esta crisis”. Solución que, de acuerdo con Javier Rodríguez Heredia solo puede venir desde “una verdadera colaboración público-privada”, aunque para ello todas las partes tengan que perder sus prejuicios recíprocos, ha dicho.
Para Fátima Sáez del Cano, “la anterior crisis purgó el sector de agentes poco profesionales, favoreciendo una concentración empresarial que siempre aporta más transparencia y credibilidad”. Y es esta concentración, en su opinión, la que tiene que hacer “mucho más operativa en estos momentos la labor de las asociaciones del sector”, ya que, como apunta Javier Rodríguez Heredia, “la capacidad del sector público para actuar anticíclicamente es muy limitada, por lo que el esfuerzo para salir de ella va a corresponder a las familias y las empresas”. Por ello resulta imprescindible que “desde las asociaciones del sector se haga activismo empresarial y que empiecen a tener un importante papel en los procesos de decisión política, aportando su cocimiento de la realidad y su capacidad para resolver cuestiones técnicas”.