Muchas compañías han sabido detectar el valor de la construcción industrializada como factor de ahorro en los costes y en los plazos, así como de impulso a la sostenibilidad en el sector inmobiliario. Una de ellas es Culmia, cuyo director de operaciones, Juan Manuel Borrás, afirma que “actualmente nos encontramos en un momento de transición entre la construcción tradicional y la industrializada; ambas formas de construir van a convivir en el sector”.
El directivo de Culmia cree que para que se afiance la construcción industrializada es fundamental un cambio de cultura por parte de todos los agentes que participan en el proceso. “Ese cambio de cultura debe estar apoyado en una visión integral del proceso. Es decir, el que fabrica o industrializa un elemento no debe verlo como algo independiente, sino que debe ser capaz de entender que está integrado dentro de un diseño del arquitecto, dentro de un proyecto. A la vez, el arquitecto también debe saber que tiene que diseñar atendiendo a unos parámetros que le va a dar el industrializador, y el resto de los agentes también debe trabajar bajo esa cultura integradora”, señala Borrás.
De entre todos los aspectos que están llamados a afianzar la industrialización, desde Culmia destacan dos. “En primer lugar, el vinculado a las personas”, dice Juan Manuel Borrás. Y continúa explicando que “la industrialización solo va a tener éxito si hay una confianza y un trabajo colaborativo entre todos los agentes”. En segundo lugar, el director de operaciones de la compañía hace referencia a la digitalización. “Es esencial que entre y se trabaje desde la fase de diseño del proyecto, en la fase de fabricación e industrialización, en la fase de ejecución y, por último, en el mantenimiento. La digitalización lo que nos va a dar es eficiencia en todo el proceso”, apunta.
“En definitiva”, concluye Borrás, “se trata de una visión integradora por parte de todos los agentes que aúne confianza, colaboración y digitalización”.