En lo que va de año se han consumido 13,3 millones de toneladas, un 6,8 % más
El consumo de cemento en España ha caído un 4,4 % en noviembre, situándose en 1.104.087 toneladas, 51.388 toneladas menos que en el mismo mes de 2018, según datos de la patronal cementera, Oficemen. Se convierte así en la tercera caída del año y la más abrupta desde marzo de 2018.
El consumo acumulado en los primeros once meses del año se eleva 13,3 millones de toneladas, lo que supone un incremento del 6,8 % con respecto al mismo periodo de 2018. No obstante, hace cinco meses, al cierre del primer semestre, el crecimiento acumulado ascendía a un 11,5 %.
Por lo que respecta a las cifras de año móvil (diciembre 2018 – noviembre 2019), el consumo se ha incrementado un 7 %, con un total de 14,3 millones de toneladas, lo que supone una desaceleración de 3 puntos porcentuales respecto al cierre del primer semestre, en junio.
“En la reciente cumbre del clima de Madrid, la industria cementera española dejo claro su compromiso en la lucha contra el cambio climático, invirtiendo en innovación, fabricando nuevos cementos con una huella de carbono menor y utilizando combustibles derivados de residuos en sustitución de los fósiles. Este compromiso por el planeta debe hacerse extensivo al resto de economías extracomunitarias si no queremos ser testigos de la desaparición de la industria cementera europea en el medio plazo”, explica el presidente de Oficemen, Víctor García Brosa.
En cuanto al mercado exterior, las exportaciones encadenan ya 30 meses en números rojos, con una caída en noviembre del 30,2 %, lo que supone una pérdida de 195.805 toneladas.
En el acumulado los datos son más desoladores, puesto que las ventas del cemento español en el extranjero caen un 21,5 %. Es previsible que el sector pierda por esta vía casi 1,7 millones de toneladas en 2019.
“Las cifras de caída de exportaciones y el aumento de las importaciones en nuestro país son un buen ejemplo de la pérdida de competitividad a la que se ve abocada nuestra industria por el sobrecoste que suponen los derechos de emisión frente a países terceros, así como porque el precio de la electricidad para la industria en nuestro país sigue siendo un 27 % más caro que en Alemania o Francia”.