Así será la transformación hacia la Barcelona del futuro: más sostenible y armónica

Así será la transformación hacia la Barcelona del futuro: más sostenible y armónica
Oficinas en Barcelona.
Siete barrios presentan un equilibrio óptimo entre huella residencial y de oficinas, ofreciendo una mejor calidad de vida a sus vecinos


Siete de los 73 barrios que conforman Barcelona alcanzan un óptimo equilibro entre huella residencial y de oficinas, según un estudio realizado por CBRE. De esta forma, estas zonas lideran el proceso de transformación hacia una ciudad más sostenible, armónica y que prioriza el bienestar de sus habitantes.

De acuerdo con el análisis, estos barrios son Sant Gervasi – Galvany, Les Corts, Poblenou, La Marina de Port, Pedralbes, L’Antiga Esquerra de l’Eixample y Tres Torres. Los sectores financiero, tecnológico, servicios al consumidor y ocio y energía predominan en estas áreas.

“Durante las últimas décadas, muchas de las oficinas que se han construido en grandes ciudades han sido a las afueras, lo que ha generado importantes deficiencias vitales para los habitantes. En la ciudad del futuro la relación se invierte y son los centros de trabajo los que se sitúan donde viven las personas. Los edificios de oficinas se integran de manera sistemática en los barrios, permitiendo que la población acuda a los centros de trabajo caminando”, explica Xavi Güell, director de la oficina de CBRE en Barcelona y la persona que ha dirigido el estudio.

Por el contrario, los barrios con mayores desequilibrios son Sants – Badal, Vallvidrera, el Guinardó y Horta. En ellos, apenas hay espacio de oficinas en relación con la población activa que reside en la zona, “lo que supone que los habitantes han de salir masivamente a diario para desplazarse a los centros de trabajo”, explica Güell.

“En este sentido, habrá empresas que se desplegarán bajo una estructura fractal, es decir, se fragmentarán en varias sedes o unidades operativas más pequeñas y bien interconectadas con un objetivo doble muy claro: acercarse lo máximo posible a donde viven sus empleados para incrementar exponencialmente su calidad de vida y lograr así atraer y fidelizar talento y, por otro lado, eliminar o reducir notablemente el impacto de la huella de carbono corporativa de la empresa con esta reducción del commuting”, añade Güell.

En la práctica, este modelo supone un cambio total de paradigma en la manera en la que las corporaciones ubican y dimensionan sus espacios de trabajo, introduciendo un criterio de sostenibilidad en la búsqueda de la mejor localización. A partir de ahora, en los procesos de búsqueda, se incorporarán criterios como el lugar de residencia de los empleados, la densidad de su fuerza laboral por barrios y municipios o el coste y duración de los desplazamientos.

El reto de las ciudades consolidadas

CBRE destaca tres vías para hacer frente al reto que supone la reordenación del equilibrio en la huella residencial y de oficinas cuando no hay espacio suficiente para construir nuevos edificios. En primer lugar, se puede actuar en los ejes actualmente en transformación, las grandes bolsas de suelo que quedan en Barcelona. En alguno de estos ejes se ha diseñado un planeamiento donde prevalece eminentemente todavía el uso de oficinas, pero se debería tratar de reequilibrarlos antes de que se hagan efectivos estos desarrollos.

Otra alternativa es la transformación del uso de los edificios ya existentes cuando estos queden desocupados para así conseguir el reequilibrio de usos en el barrio y lograr la harmonización de las ciudades. Y, por último, la consultora considera importante detectar los edificios existentes que están en desuso o infrautilizados (habitualmente suelen estar en el centro de la ciudad) y que son tanto de titularidad privada como pública para rehabilitarlos y darles el uso que realmente requiere el barrio.

En cualquier caso, CBRE hace referencia a la colaboración entre el sector público y privado para avanzar en el desarrollo de las ciudades del futuro. “El sector público se convierte en un gran aliado para construir la ciudad del futuro. Su colaboración será imprescindible a la hora de ayudar en los cambios de uso en los barrios que no dispongan de mucha dotación de oficinas, agilizando licencias para rehabilitaciones dedicadas a integrar este concepto e, incluso, destinar equipamientos en desuso a las empresas para lograr así más capilaridad y oferta”, subraya Güell.