Los días 6 y 7 de mayo, Iberian Property celebró en Madrid una nueva edición del Spain Real Estate Summit, un encuentro clave para los profesionales que ya invierten o contemplan hacerlo en el mercado inmobiliario español. En esta edición de 2025, el evento reunió a más de 350 líderes del sector procedentes de países como España, Portugal, Francia, Alemania, Bélgica, Grecia, Reino Unido o Estados Unidos, entre otros.
La cita, que contó un año más con el respaldo institucional de la Comunidad de Madrid, incluyó un almuerzo privado en el que participaron algunos de sus representantes, como Rocío Albert, consejera de Economía, Hacienda y Empleo, junto con miembros del Consejo Editorial de Iberian Property e invitados del sector.
La jornada arrancó con la intervención de Luigi Caruso, director de operaciones para Europa en Blackstone, quien ofreció una visión financiera del mercado inmobiliario, marcada por el actual contexto económico.
En un entorno donde la liquidez abundante y las condiciones macroeconómicas favorables han quedado atrás, el mercado se enfrenta ahora a un capital más costoso, una inflación persistente y una creciente necesidad de claridad estratégica. En este nuevo escenario, Caruso compartió mesa de debate con Adolfo Ramírez-Escudero, presidente de CBRE Iberia & LATAM, para analizar las implicaciones de este cambio de ciclo. El mensaje fue claro: las oportunidades siguen existiendo, pero solo para quienes cuenten con disciplina, capacidad de escala y visión a largo plazo.
"En los últimos 24 meses, hemos pasado de una financiación cara a una financiación muy cara", señaló Luigi Caruso. Sin embargo, lejos de retirarse, Blackstone ha optado por asumir la complejidad del mercado. Solo en el primer trimestre de 2025, la firma adquirió y vendió activos logísticos en Europa por valor de 1.500 millones de euros. No se trata de una rotación pasiva, sino de una muestra clara de convicción.
Con más de 120.000 millones de euros en activos bajo gestión en Europa y cerca de 10.000 millones de euros disponibles de su último fondo oportunista, Blackstone mantiene un enfoque temático. "No intentamos anticiparnos al mercado", explicó Caruso, quien agregó que "cuando creemos en una tendencia estructural, invertimos a lo largo del ciclo". Actualmente, los sectores logístico, centros de datos, residencial y hotelero representan el 80% de su portfolio inmobiliario global. No por ser sectores en auge, sino porque responden a desequilibrios estructurales entre oferta y demanda que aún no se han resuelto.
El caso del sector logístico fue uno de los primeros ejemplos. Cuando Blackstone comenzó a invertir con yields del 7 %–8 %, el mercado cuestionaba su estrategia. Sin embargo, la firma anticipó el paso del retail físico al digital y aumentó su escala antes de que el cambio fuese evidente para el resto del mercado. Una lógica similar se aplica ahora a los centros de datos. «No somos promotores tradicionales», apuntó Caruso, "pero la infraestructura de datos es tan esencial —y tan compleja de escalar— que hemos decidido dedicarle una inversión significativa y un alto grado de atención operativa".
Esa misma lógica ha impulsado una de las transformaciones más visibles en el portfolio de Blackstone: la reducción de su exposición al segmento de oficinas. En 2007, este tipo de activos representaba más de la mitad de su cartera; hoy, su peso se sitúa por debajo del 2 %. "El mercado de oficinas en Europa partía de una mejor posición estructural que el de Estados Unidos", explicó Caruso, aludiendo a la menor dimensión media de los edificios y a una mayor adaptación a los criterios ESG. Aun así, los activos de alta calidad en ciudades como Milán o Dublín son la excepción, no la norma. La mayoría de las oficinas convencionales presenta deficiencias estructurales.
En el ámbito residencial, Blackstone ha actuado de forma anticipada, especialmente en España. "El mercado del alquiler refleja un desequilibrio fundamental entre la demanda y la oferta", señaló Caruso. Este desajuste, unido a la inversión en CAPEX y en mejoras vinculadas a criterios ESG, genera oportunidades para crear valor a largo plazo. "La asequibilidad es el gran reto. Pero limitar la oferta no es la solución. La regulación debe centrarse en facilitar el desarrollo", apuntó.
Caruso destacó, además, que el modelo estadounidense de alquiler unifamiliar, que ha permitido escalar la presencia institucional en este segmento, no cuenta con un equivalente real en Europa. La fragmentación del mercado, la heterogeneidad del producto y la dispersión de la propiedad dificultan su replicación. "Hemos intentado agregar producto en Países Bajos, pero la escala simplemente no existe", explicó. Para Blackstone, alcanzar una masa crítica no es una opción: forma parte estructural de su modelo de inversión.
Esa misma apuesta por la escala es cada vez más evidente en el ámbito del crédito. Ante la retirada de los bancos y la pérdida de apetito por productos tradicionales de alto rendimiento, Blackstone identifica una oportunidad creciente. "Ya hemos desplegado 1.100 millones de euros en España a través de nuestras plataformas de crédito", señaló Caruso. La firma también reabrió el mercado europeo de titulización (CMBS) con una emisión superior a los 500 millones de euros, su operación más destacada desde 2021. Mientras muchos perciben un endurecimiento de las condiciones en los mercados de crédito, Blackstone considera que se están abriendo de forma selectiva, especialmente para plataformas con acceso a datos, capacidad de análisis y flexibilidad operativa.
Este modelo integrado —que combina inversión en equity y crédito, en sectores como logística y residencial, y en geografías como Europa y Estados Unidos— se apoya en un elemento menos visible pero igualmente estratégico: la información. "Hemos invertido significativamente en tecnología", subrayó Caruso. "Podemos monitorizar en tiempo real la velocidad de comercialización, el consumo energético y el rendimiento del mercado en nuestras carteras. Eso nos permite actuar con anticipación y confianza".
En este contexto, España y Portugal destacan especialmente. Como recordó Caruso durante su intervención, España es el único mercado europeo donde el volumen de inversión en 2024 ya supera los niveles de 2019. Un dato que no solo refleja resiliencia, sino también una creciente confianza del capital en los fundamentos del mercado ibérico. Portugal, aunque de menor tamaño, muestra una dinámica similar, especialmente en sectores como el turismo, la tecnología y los servicios. Aun así, la vuelta del capital institucional a largo plazo depende de un factor clave: la claridad regulatoria. "Si países como España y Portugal son capaces de garantizar estabilidad normativa, el potencial de crecimiento es significativo", concluyó.
Mientras los mercados de capital se reajustan con cautela, los financiadores inmobiliarios operan en un panorama europeo profundamente transformado, marcado por una mayor demanda de soluciones de financiación a medida, la evolución de los criterios de análisis de riesgo y el auge de canales alternativos. Tras la intervención de Blackstone, representantes de M&G Investments, Citi, Apollo y Generali analizaron los cambios estructurales en marcha y sus implicaciones para los proveedores de deuda en 2025 y los años siguientes.
Edward Boots, director de Real Estate Finance para Europa continental en M&G Investments, fue claro: "Estamos viendo una competencia creciente por parte de financiadores alternativos, que complementan la actividad bancaria tradicional". En su opinión, esta competencia no supone una amenaza, sino que refleja un mercado más dinámico. "Ambos canales tienen enfoques distintos, pero la demanda de soluciones diferenciadas está creciendo, y eso genera un entorno de mayor competencia".
"Los financiadores alternativos están más centrados en proteger el capital de sus inversores. Esto se traduce en criterios de análisis más estrictos y una mayor disciplina en la concesión de financiación"
Edward Boots, M&G Investments.
Para Omar El Glaoui, managing director y codirector de Real Estate Finance para EMEA en Citi, el cambio no solo responde a la evolución del capital, sino también a la propia naturaleza del real estate. "El inmobiliario se está convirtiendo cada vez más en un activo operativo, incluso en las tipologías que antes considerábamos más tradicionales", explicó. En su opinión, este fenómeno forma parte de un reajuste más amplio en los mercados de capital, donde el apetito por el riesgo se está reconfigurando y la creación de valor depende cada vez más de los fundamentos operativos que del rendimiento pasivo. "Ya no basta con prestar contra un edificio. Es necesario entender cómo funciona en el día a día".
George Molesworth, managing director de Credit en Apollo, coincidió en la necesidad de un enfoque más estructural y realista. "2024 fue un año muy positivo para nosotros: cerramos operaciones por unos 6.000 millones de dólares", señaló. No obstante, matizó que el volumen no es un objetivo en sí mismo. "El nivel de apalancamiento en cada transacción siempre dependerá del pricing y de la capacidad del cliente para justificarlo. Analizamos con detalle la estructura, la capacidad de ejecución y el grado de alineamiento".
Desde Generali, Stefano Lombardo, responsable de Debt Funds Europe, intervino de forma telemática para reafirmar estas mismas ideas. Su equipo trabaja en financiación pan-europea con foco en oportunidades de valor añadido. "El mercado ha cambiado de forma significativa desde la pandemia. Venimos de una etapa de contención y ahora hay más capital en circulación, así como una mayor apertura", indicó. Generali gestiona actualmente unos 2.000 millones de euros en deuda inmobiliaria y participa activamente en operaciones en todo el continente, incluida España. No obstante, Lombardo advirtió que la deuda privada sigue enfrentando retos estructurales: "El mercado europeo ha estado históricamente dominado por la banca tradicional. Aunque los fondos de private equity y de deuda han ganado peso, la estructura heredada sigue presente".
Omar El Glaoui destacó la creciente diversidad en las fuentes de liquidez: "Actualmente existe una mayor diversificación del capital, procedente de bancos, fondos y vehículos híbridos. Los inversores buscan formas más eficientes de estructurar sus operaciones, y eso está acelerando el papel de los financiadores alternativos". También anticipó una tendencia continuada hacia una financiación con menor apalancamiento y modelos de gobernanza más flexibles, especialmente en segmentos como el build-to-rent residencial y los activos operativos.
Por su parte, Edward Boots subrayó que lo que diferencia a los financiadores alternativos es su enfoque más riguroso en la protección de los retornos de los inversores. "Existe un mayor nivel de análisis en la evaluación de las operaciones", explicó. "Cada vez más promotores acuden a nosotros por esa razón: buscan un socio que aporte disciplina financiera y capacidad de ejecución".
En cuanto al mercado heredado, El Glaoui reconoció que, aunque Citi ha estado históricamente activo en la adquisición de carteras de NPL (non-performing loans), también en España, el perfil de las oportunidades ha cambiado. "En los últimos años no hemos visto operaciones de gran escala. Las empresas que han surgido en este periodo son muy diferentes a las que solíamos analizar", apuntó, sugiriendo un cambio estructural en la forma de entender el valor asociado a situaciones de distress.
Para concluir, George Molesworth ofreció una reflexión sobre la evolución del mercado en los últimos años. "La gente estaba mucho mejor preparada para una crisis de lo que pensábamos. Esa es una de las lecciones que nos deja la pandemia", afirmó.
"Debemos dejar de pensar en el real estate únicamente como un activo financiero. Cada vez más, se trata de un negocio operativo, y debemos adaptarnos a esa realidad también en su financiación"
Omar El Glaoui, Citi.
Preguntado por el aumento de compraventas de carteras de deuda —y si esto refleja una rotación natural de préstamos o un incremento significativo de deuda en dificultades—, Omar El Glaoui recurrió a su experiencia en el ámbito de los NPL, también en España. «Siempre es una cuestión interesante, especialmente en tiempos de volatilidad e incertidumbre», afirmó. Aunque Europa ha experimentado ciertos episodios de distress desde la pandemia, no se pueden comparar con los procesos de desapalancamiento masivo vividos durante la crisis financiera global. "Los fundamentos del sistema bancario europeo han mejorado sustancialmente", añadió. "No hemos visto tensiones a gran escala, ni esperamos que ocurran, aunque determinados activos sí requieren soluciones activas o procesos de recuperación acelerados". En su opinión, estos casos son situaciones puntuales y no reflejan un mercado generalizado de NPL como en el pasado.
George Molesworth apuntó que las tensiones han surgido, en muchos casos, por el incumplimiento de cláusulas vinculadas a revisiones a la baja en las valoraciones. Aun así, "los operadores estaban mejor preparados para gestionar estos incumplimientos durante la COVID de lo que se pensaba". Señaló que la ejecución directa de garantías no suele ser la vía preferida: financiadores y patrocinadores tienden a colaborar en soluciones de reestructuración. "Este enfoque permitió ganar tiempo hasta que el entorno de tipos se estabilizara y facilitó la continuidad de planes de negocio que se habían retrasado", explicó. A pesar de los desafíos en ciertos segmentos de oficinas, "el mercado ocupacional ha mostrado, en general, un buen comportamiento, impulsado por el crecimiento de rentas vinculadas a la inflación".
Por su parte, Edward Boots subrayó que los financiadores alternativos suelen actuar de forma más temprana y proactiva para proteger los retornos de los inversores. "A diferencia de la banca, nuestro enfoque se centra en una gestión activa de las carteras para mitigar riesgos desde el inicio", señaló.
De cara a los próximos meses, George Molesworth se mostró moderadamente optimista: "Hay mucho capital disponible, y espero que el volumen de transacciones aumente en la segunda mitad del año". No obstante, advirtió sobre el reto de mantener los niveles de pricing y las estructuras de las operaciones en un contexto de creciente competencia entre financiadores y con un mercado de tamaño limitado. "Será interesante ver si los financiadores logran mantener los márgenes o adoptan posturas más conservadoras a medida que crece la actividad".
Omar El Glaoui optó por una visión más prudente y subrayó la necesidad de replantear el enfoque: "Creo que cada vez más tendremos que pensar en el real estate como una clase de activo operativa por naturaleza". Señaló que la visión tradicional del inmobiliario como mero activo financiero está evolucionando a nivel global.
En la misma línea, Edward Boots apuntó que el papel de los fondos de deuda ganará protagonismo a medida que las operaciones de refinanciación sigan dominando el mercado. "Si aumentan las transacciones, el principal desafío será la capacidad de gestión: si los financiadores cuentan con equipos suficientes para llevar a cabo todas las operaciones de forma eficaz".
El Glaoui cerró su intervención reforzando una idea que se repitió a lo largo del encuentro: "Muchos de nosotros vamos a tener que empezar a pensar en el inmobiliario, cada vez más, como un activo operativo".
En 2025, la creatividad, la disciplina y la alineación marcan las nuevas prioridades en el mercado de deuda inmobiliaria. A medida que la estructura del capital se vuelve más dinámica y la gestión de los activos más compleja, los financiadores ya no actúan solo como proveedores de capital: también son socios estratégicos en el diseño, la estructura y la ejecución de las operaciones.
En un momento complejo para el equilibrio de poder a escala global, marcado por un nuevo ciclo de la globalización y el surgimiento de bloques emergentes, Europa afronta la oportunidad de reafirmar su papel en el escenario internacional. Este cambio de contexto podría beneficiar especialmente a la región ibérica, tradicionalmente considerada como periférica en el marco de las decisiones europeas.
Durante la jornada inaugural del Spain Real Estate Summit, el ex primer ministro de Portugal y expresidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, ofreció una ponencia en la que abordó no solo cuestiones económicas, sino también el papel de Europa en un mundo cada vez más fracturado y multipolar.
En una entrevista moderada por Enrique Losantos, CEO de JLL España, Durão Barroso inició su intervención con una reflexión sobre la percepción histórica de la Península Ibérica en la economía global. Recordó cómo, durante la crisis del euro, España y Portugal fueron agrupados junto con Grecia e Italia bajo el acrónimo “PIGS”, una etiqueta que hoy considera obsoleta.
"Aquellos eran estereotipos perezosos y desfasados", afirmó. "Hoy en día, la región ibérica se percibe cada vez más como un destino estable y atractivo para la inversión, no solo en inmobiliario, sino también en energías renovables, turismo e infraestructuras digitales".
El exmandatario destacó los avances de ambos países en la modernización de sus economías, la mejora de la gestión fiscal y su consolidación como hubs estratégicos para el capital internacional.
No obstante, advirtió que Europa no puede dar por sentada su estabilidad. Las contradicciones internas de la UE —entre el Este y el Oeste, el Norte y el Sur— siguen sin resolverse y podrían volver a aflorar con el proceso de ampliación. Países como Ucrania, Moldavia y varios Estados balcánicos están presionando para entrar en la Unión, lo que podría tensionar aún más la toma de decisiones y la coherencia del bloque.
"No debemos olvidar que la fortaleza de Europa reside en su unidad", subrayó Barroso. "Pero la ampliación añade complejidad. Ya somos 27 países. Si pasamos a 30 o más, alcanzar el consenso será aún más difícil".
Una complejidad que, según explicó, también se refleja en ámbitos como la política de defensa, la coordinación económica o las relaciones exteriores, donde los intereses nacionales siguen prevaleciendo con frecuencia sobre una estrategia común.
Preguntado por el Brexit, José Manuel Durão Barroso no dudó en calificarlo como "un error político de gran calado histórico", y afirmó que "la idea de que el Reino Unido recuperaría el control y saldría reforzado fuera de la UE se ha demostrado falsa".
El ex presidente de la Comisión Europea aludió a las consecuencias económicas —como un menor crecimiento, la caída de la inversión extranjera o la escasez de mano de obra—, pero también al impacto geopolítico. A su juicio, la salida del Reino Unido ha debilitado su voz en el escenario internacional y ha mermado, al mismo tiempo, la influencia colectiva de la Unión Europea.
"Ha sido una situación en la que todos pierden. No solo el Reino Unido, también Europa", señaló.
En relación con Rusia, Durão Barroso compartió algunas anécdotas personales de sus encuentros con Vladimir Putin durante su etapa en Bruselas. Describió al presidente ruso como un dirigente movido por el resentimiento hacia la actitud de Occidente tras la Guerra Fría, y cuya visión del poder se basa en una lógica del siglo XIX.
"No es un actor irracional", indicó Barroso, quien agregó que "es racional como lo es un jugador de ajedrez, pero el tablero en el que juega es el de las esferas de influencia, no el del orden internacional basado en reglas".
Respecto a la invasión de Ucrania, subrayó que no solo supuso una violación del derecho internacional, sino también un error estratégico que ha tenido consecuencias contrarias a las esperadas: ha fortalecido a la OTAN y ha aislado económicamente a Rusia.
Ya en la parte final de la jornada, Brian Wong, investigador del Centre of Contemporary China and the World de la Universidad de Hong Kong, aportó una perspectiva asiática al debate. En una intervención matizada y, por momentos, provocadora, desmontó algunas de las ideas más extendidas en Occidente sobre los objetivos estratégicos de China.
"Para entender China, hay que vivirla, con todas sus imperfecciones, contradicciones y procesos de transformación", señaló.
Wong identificó tres narrativas dominantes —y a su juicio erróneas— que suelen aplicarse al futuro del país:
También se refirió a la guerra comercial con Estados Unidos, señalando que China ha diversificado sus vínculos económicos, reduciendo su dependencia del mercado estadounidense y consolidando nuevas alianzas comerciales en Asia, África y América Latina.
"China no se está rindiendo en la guerra comercial", afirmó Wong. "Se está adaptando mediante reformas internas, estímulo al consumo y expansión del bienestar".
Y aunque en Occidente se tiende a personalizar la política china en torno a Xi Jinping, Wong recordó que el sistema está compuesto por millones de miembros del partido, muchos de ellos formados en el extranjero y con alta capacitación técnica.
"Debemos resistir la tentación de simplificar. China no es un bloque homogéneo".
José Manuel Durão Barroso también compartió su visión sobre el gigante asiático. Con una trayectoria marcada por la negociación del traspaso de Macao y encuentros con todos los líderes chinos desde Jiang Zemin, destacó la complejidad institucional de China y el perfil tecnocrático de su élite dirigente, marcando una diferencia clara con el modelo ruso.
"China no es Rusia", afirmó. "El Partido Comunista chino es una institución real, con un sistema interno meritocrático. Es más nacionalista que comunista, y sus dirigentes se cuentan entre los más preparados del mundo".
Relató incluso una anécdota en la que, durante una cena con Xi Jinping, se rompió el protocolo, algo que interpretó como un signo del estilo más informal y asertivo del actual liderazgo chino.
En cuanto a tecnología e inteligencia artificial, Barroso fue contundente: China ya no se limita a imitar a Occidente, sino que lidera en ámbitos clave. "Lo que vi el año pasado en Chengdu y Pekín en materia de tecnología verde e inteligencia artificial fue sencillamente impresionante".
No obstante, también hizo un llamamiento a Europa: "Si queremos establecer una relación estratégica y constructiva con China, debemos entender mejor su idioma, sus motivaciones y su cultura".
Durão Barroso reiteró su defensa del libre comercio, a pesar del creciente auge del proteccionismo tanto en Estados Unidos como en Europa. En su opinión, aunque la guerra comercial entre EE. UU. y China tiene un componente ideológico, la postura europea responde a una lógica esencialmente pragmática. "Europa depende más del comercio que Estados Unidos", señaló. "Por eso debemos evitar cualquier escalada".
Finalizó con una advertencia sobre el posible rumbo de la política estadounidense: "Si el presidente Trump regresa, y con él los aranceles, Europa está preparada. La respuesta está lista. Pero nuestra prioridad siempre será el diálogo, no la confrontación".
El último panel de la jornada estuvo centrado en el sector residencial europeo. Con un formato interactivo en torno a una mesa ovalada, el debate giró en torno a una cuestión clave: ¿está realmente regresando el capital core y, en tal caso, qué tipo de capital es ese? Moderada por Richard Betts, director de contenidos en Real Asset Media, la sesión comenzó con una provocación: ¿el verdadero reto no es la falta de capital, sino las expectativas obsoletas que el sector sigue teniendo sobre él?
Lee Coward, vicepresidente de inversiones en Oxford Properties, cuestionó la idea de que el capital core sea una categoría homogénea. "Lo que muchos buscan en realidad es un capital pasivo, con bajo retorno, que no haga ruido y simplemente firme cheques", ironizó. "Pero ese tipo de capital ya no existe, y mucho menos en los próximos diez años". Según explicó, los fondos de pensiones y los inversores institucionales han ganado sofisticación, desarrollando internamente capacidades tanto en promoción como en financiación, y adoptando estrategias ajustadas al riesgo. En el caso de Oxford, su plataforma de crédito inmobiliario en Estados Unidos —con una cartera de 4.000 millones de dólares— genera "un retorno constante del 10% con un enfoque bastante defensivo". Su mensaje final fue claro: el capital existe, pero no será barato, y el sector debe reajustar sus expectativas de rentabilidad.
Para Pavlos Gennimatas, director general de Living en Europa de Hines, la península ibérica representa una de las oportunidades más atractivas del continente. "Iberia está muy bien posicionada", señaló, destacando el fuerte desequilibrio entre oferta y demanda, una regulación más flexible que en ciudades como Ámsterdam o Dublín, y una mayor liquidez en comparación con mercados como el alemán. Coincidió con Coward en que el capital core no será más barato, pero sí está regresando, no solo desde fuera de Europa, sino también desde fuentes europeas. En este contexto, el segmento residencial en España emerge como uno de los más prometedores.
Cristina García-Peri, socia senior en Azora, abordó la cuestión desde una perspectiva más estructural: la escasez de oferta. "El principal problema es la falta de producto", subrayó, "una limitación que afecta no solo a la vivienda en alquiler, sino también al student housing y al senior living". A su juicio, todo está vinculado a las dificultades de acceso a vivienda asequible. En este sentido, destacó la flexibilidad normativa en España como una ventaja diferencial: "a diferencia de otros países europeos, transformar un edificio destinado al alquiler en viviendas para venta no requiere un cambio de licencia, lo que incrementa la liquidez y permite a los inversores operar en ambos segmentos". Esta posibilidad, indicó, eleva el precio de los activos, pero refleja la solidez del mercado subyacente. "Los retornos pueden parecer comprimidos, pero también hay una apreciación de los activos que siempre puede capturarse".
David Martínez, CEO de AEDAS Homes, ofreció la visión del promotor, poniendo el foco en la magnitud de la necesidad no cubierta. "La demanda es prácticamente infinita", afirmó. Con una producción anual de apenas 100.000 viviendas frente a la formación de 250.000 nuevos hogares, el desequilibrio entre oferta y demanda resulta evidente. Martínez trazó un escenario optimista: España aporta el 40 % del crecimiento del PIB de la UE, el desempleo se encuentra en mínimos históricos, el nivel de ahorro de los hogares es elevado y tanto los consumidores como los bancos presentan niveles de endeudamiento contenidos. "Todas las condiciones están dadas", señaló, antes de identificar el principal reto: un desfase entre el capital actualmente disponible —procedente en su mayoría del ciclo de private equity 2014–2016— y la necesidad de una nueva inversión, posiblemente más barata y de largo plazo. Sin embargo, con las administraciones autonómicas activando suelo y flexibilizando la normativa urbanística, insistió en que "esta es la oportunidad. El capital actual se prepara para salir, y es ahora cuando debe entrar el nuevo capital".
Juan Pablo Vera, CEO de Testa Homes, coincidió en el diagnóstico, aunque lanzó una advertencia. El desarrollo institucional de vivienda en alquiler (build-to-rent) sigue siendo limitado, con una media de 15.000 unidades anuales, y buena parte de la nueva actividad se está desplazando hacia fórmulas de flex living. Madrid concentra entre el 60% y el 70 % de este pipeline, una proporción elevada que, según Vera, exige una visión territorial diferenciada. "La situación varía mucho según la eficiencia de los gobiernos autonómicos y la seguridad jurídica local", advirtió. Y añadió que el reto no se limita al alquiler privado, sino que afecta también a modelos de arrendamiento asequible, donde la oferta sigue siendo insuficiente.
Eduard Mendiluce, CEO de Aliseda y Anticipa, cerró la sesión con una valoración realista pero constructiva. "Sí, hay escasez de suelo", reconoció, aunque recalcó que eso no debería desanimar a los inversores. "Hablamos de complejidad, no de inseguridad". A su juicio, la clave está en la cercanía y la agilidad: conocer las especificidades de cada territorio, colaborar con promotores locales e identificar suelos viables aunque no estén aún en condición de ser edificables. Sus equipos —formados por 60 profesionales distribuidos en los distintos mercados locales— trabajan con más de 1.200 promotores para activar oportunidades en zonas urbanas y periurbanas. "El año pasado vendimos suelo por valor de 500 millones de euros", señaló, lo que demuestra que sigue habiendo apetito por parte de inversores pequeños y medianos. Su recomendación: "No tengáis miedo de comprar suelo en desarrollo. Apoyaros en gestores locales. Estudiad cada caso. El mercado todavía esconde muchas oportunidades".
El consenso entre los ponentes fue claro: los fundamentos del sector residencial en España son hoy más sólidos que nunca. Pero para atraer el capital adecuado se requerirá realismo, creatividad y una mayor capacidad para gestionar la complejidad regional. La oportunidad no está en esperar condiciones ideales, sino en saber responder con inteligencia a las que ya existen.
Lee profundizó en la necesidad de adoptar una visión global al analizar el mercado inmobiliario español. Para los grandes inversores internacionales, la elección no se limita a comparar ciudades secundarias o terciarias españolas con otras localidades europeas; el análisis se realiza en referencia a grandes metrópolis globales como Sídney, Toronto, Nueva York o Los Ángeles. Por eso, explicó, el punto de entrada más lógico y sencillo en cualquier nuevo mercado suele ser la capital. En su caso, cuando accedieron al mercado residencial del Reino Unido en 2018, su estrategia se centró principalmente en Londres: inicialmente, destinaron el 80% del capital a la capital británica y solo el 20% al resto de las cinco principales ciudades del país. Con el tiempo, a medida que su equipo adquiría experiencia y ganaba la confianza del comité de inversión, ampliaron su actividad al conjunto del mercado británico. Para Lee, la entrada en España seguiría un patrón similar: comenzar por las ciudades de primer nivel es la vía más directa para obtener respaldo interno.
Pavlos coincidió, aunque subrayó que el tipo de producto también resulta determinante en la estrategia de localización. En el caso del student housing, siguen la ubicación de las universidades, que no siempre se encuentran en capitales. Para el build-to-rent (BTR), el enfoque es más amplio y tiene en cuenta factores como la evolución demográfica, los desequilibrios entre oferta y demanda de vivienda, los niveles de propiedad y hasta la accesibilidad al transporte público. Señaló que los distritos financieros (CBD) rara vez ofrecen rentabilidades viables para este tipo de inversión, pero sí existen retornos atractivos ajustados al riesgo en ciudades menos evidentes o en micromercados concretos, que su plataforma analiza activamente.
Cristina intervino a continuación para señalar que no basta con observar los fundamentos del mercado: la liquidez es un factor crítico. Un activo en una ubicación con buenos indicadores puede no resultar atractivo desde una óptica institucional si carece de liquidez. Precisamente por eso, explicó, su firma mantiene el foco en las grandes ciudades españolas, aunque reconoció que la necesidad de vivienda existe en todo el territorio. Una de las barreras históricas a la inversión en España ha sido la percepción —o realidad— de que se trata de un mercado poco líquido. Sin embargo, esta narrativa empieza a cambiar. Actualmente hay un grupo de inversores con vocación de permanencia que reconoce el atractivo binomio riesgo-rentabilidad que ofrece el mercado español. No obstante, Cristina advirtió que los rendimientos por alquiler suelen estar por debajo de los de otros países europeos. Esto se debe a que la rentabilidad de las inversiones en España depende en gran medida de la apreciación del activo, lo que eleva los precios y reduce el yield nominal.
A su juicio, esta particularidad genera una barrera psicológica para algunos inversores. Aunque los fundamentos del mercado sean sólidos, si el análisis se limita a la rentabilidad por alquiler, España puede parecer menos competitiva. Este aspecto, según indicó, constituye un obstáculo estructural a la hora de atraer capital institucional a largo plazo. También planteó su preocupación respecto al diseño actual de las colaboraciones público-privadas en España, que a menudo, señaló, parecen concebidas pensando en los promotores, y no en los propietarios institucionales de largo recorrido. Para atraer este tipo de capital, concluyó, es necesario configurar estructuras que tengan en cuenta también su papel, especialmente en un país donde la propiedad institucional en el mercado del alquiler aún está por debajo del 5%.
"Esta es la oportunidad. El capital actual se prepara para salir, y es ahora cuando debe entrar el nuevo. Las administraciones autonómicas están activando suelo, la normativa urbanística se está flexibilizando y las condiciones macroeconómicas están alineadas"
David Martínez, AEDAS Homes.
David coincidió en que, históricamente, las administraciones públicas no han tenido en cuenta quiénes serían los propietarios finales de los activos. La buena noticia, señaló, es que esta mentalidad está empezando a cambiar. Tras años de baja producción, las autoridades han reconocido finalmente la urgencia de aumentar la oferta de vivienda. Al analizar el mercado de suelo, David recordó cómo durante años los inversores pudieron permitirse seleccionar parcelas que habían terminado en manos de la banca tras la crisis financiera. Aquello fue una etapa excepcional. Hoy, la situación es distinta: el suelo disponible suele requerir trámites adicionales o inversión en urbanización para ser edificable, lo que, en su opinión, representa una vuelta a la normalidad. Indicó que solo en 2024 su compañía había adquirido suelo por valor de 400 millones de euros en Madrid. El principal freno para escalar más no es la falta de suelo, sino la dificultad de encontrar suficiente capital propio. Las oportunidades existen, el capital está disponible, pero las limitaciones de equity se han convertido en el verdadero cuello de botella.
Juan Pablo retomó el debate sobre las colaboraciones público-privadas y el alquiler residencial. Reiteró que la presencia institucional en el mercado del alquiler en España sigue siendo muy baja —en torno al 5%—, por lo que, en muchos sentidos, el sector aún está en una fase incipiente. Identificó varios retos estructurales vinculados al coste del suelo, los procesos de licenciamiento, los obstáculos legales y la sobre regulación, factores que elevan tanto los costes como los plazos de desarrollo. No obstante, también percibe un cambio de actitud: ante el agudo desequilibrio entre oferta y demanda, tanto los gobiernos autonómicos como la Administración central están adoptando posturas más proactivas y flexibles.
Retomando un punto planteado previamente por Cristina, coincidió en que las carteras institucionales han estado centradas principalmente en las cinco grandes ciudades. En su caso concreto, más del 70% de sus activos se sitúan en ubicaciones consolidadas, especialmente en el corredor mediterráneo y en las islas. Sin embargo, añadió que, a medida que las carteras ganan volumen, resulta cada vez más interesante explorar núcleos urbanos emergentes como Alicante o Murcia, que empiezan a mostrar dinámicas atractivas por sí mismas.
Eduard centró su intervención en la asequibilidad y en la estructuración de las colaboraciones público-privadas (CPP). Fue directo: si España quiere escalar de forma significativa la vivienda en alquiler, la colaboración entre el sector público y el privado es indispensable. No obstante, se mostró crítico con los modelos actuales, que, a su juicio, aún no son lo suficientemente maduros ni sólidos. Según explicó, las administraciones públicas deben comprender mejor cómo funciona el capital. Puso un ejemplo concreto: si se espera que los inversores se comprometan con proyectos a 70 años con condiciones poco claras o inseguras, el resultado será una exigencia de mayores retornos —lo que acaba contradiciendo el objetivo de ofrecer vivienda asequible.
Se refirió a casos como el del Reino Unido, donde los esquemas están mejor diseñados y permiten garantizar una mayor previsibilidad en los flujos de caja netos, incluso bajo concesiones de largo plazo. En cambio, si los marcos españoles no definen claramente aspectos como quién selecciona a los inquilinos, cómo se gestiona el riesgo jurídico o qué sucede con la rentabilidad en caso de cambios políticos, los inversores seguirán exigiendo un coste de capital más elevado.
La postura de Eduard fue clara: existe una desconexión fundamental entre los objetivos del sector público en materia de asequibilidad y las condiciones que requiere el capital privado para financiar esos proyectos. En su opinión, es necesario adoptar un enfoque más pedagógico, que incluya ejemplos exitosos de otros países y demuestre cómo es posible estructurar CPP a gran escala que atraigan capital privado sin poner en riesgo la estabilidad de los proyectos.
También subrayó que las alianzas privadas no deben limitarse solo a la vivienda asequible. La colaboración entre inversores internacionales y gestores locales con experiencia resulta clave para movilizar capital de forma responsable en el mercado español.
Y porque el sector también merece celebrar y disfrutar de un momento de networking en un ambiente distendido, la ceremonia de los Iberian Property Investment Awards puso el broche final a la jornada. Con un total de ocho categorías, se reconoció la actividad destacada de empresas líderes de España y Portugal a lo largo de 2024.
En la segunda jornada del Spain Real Estate Summit en Madrid, inversores internacionales, operadores y expertos del sector se reunieron para analizar el papel creciente de España como hub de transformación inmobiliaria. A través de cinco sesiones dinámicas, los participantes debatieron en profundidad sobre sectores clave —como life sciences, self-storage, logística, hotelero y oficinas—, subrayando la capacidad del mercado español para adaptarse a nuevas demandas demográficas, tecnológicas y económicas.
En un momento en el que muchas ciudades europeas están «asfixiadas por su propio éxito» —con poblaciones en crecimiento, procesos de gentrificación y un parque de vivienda muy por detrás de la demanda—, España se encuentra ante una encrucijada. ¿Será capaz de construir un modelo residencial que responda a las necesidades de la población, atraiga inversión global y evolucione desde una tradición basada en la propiedad hacia fórmulas de vivienda más flexibles e inclusivas?
Esa fue la cuestión central del debate celebrado durante la segunda jornada del Spain Real Estate Summit, donde los líderes del sector reflexionaron no solo sobre cifras, sino también sobre valores, estrategias y sobre lo que convierte al mercado español en un entorno tan complejo como prometedor.
Verónica Gallo Álvarez, directora de Investment Management en Redevco, fue la encargada de abrir la sesión. Reconoció que la vivienda no es lo primero que suele asociarse con la marca:
"Históricamente hemos estado ligados al retail, ha sido nuestro núcleo de actividad", señaló. "Pero hace unos seis años empezamos a trabajar en el ámbito residencial, con la convicción de que las ciudades deben ser más sostenibles y habitables".
Para Redevco, este cambio no responde solo a una oportunidad coyuntural, sino a una visión de largo plazo: crear espacios donde realmente se quiera vivir. Su estrategia está dirigida especialmente a las generaciones más jóvenes —estudiantes, profesionales en movilidad y parejas— que hoy quedan fuera del mercado por la falta de oferta asequible o se ven forzados a adoptar estilos de vida nómadas.
"Nuestra estrategia se basa en el concepto de ciudad de los 15 minutos: barrios urbanos donde todo —desde el supermercado hasta el transporte público— esté al alcance", explicó Gallo Álvarez. "Pero para que ese modelo funcione, necesitas escala. Hablamos de proyectos de al menos 200 viviendas que nos permitan crear entornos integrados, con servicios, y que sigan siendo asequibles".
La ambición de la compañía es clara: desarrollar 10.000 unidades residenciales en Europa, de las cuales ya hay 5.000 en fase de desarrollo o predesarrollo, especialmente en Países Bajos —país de origen de Redevco— y cada vez más en España. ¿Por qué apostar por España? "Porque los fundamentos son sólidos", afirmó. "El segmento coliving está creciendo y el mercado Build-to-Rent (BTR) se está consolidando a gran velocidad".
"No hay mejor lugar en el mundo para construir comunidad que un hogar"
Richard Powers, Brookfield.
En representación de uno de los mayores inversores globales en vivienda, Richard Powers, managing partner y COO para Europa en Brookfield, compartió que la compañía gestiona unas 200.000 unidades en Estados Unidos y alrededor de 45.000 en Europa.
Buena parte de esos activos europeos están centrados en el alojamiento para estudiantes, un segmento en el que Brookfield ha sido pionero. "Creamos plataformas como Student Roost en Reino Unido, y actualmente estamos impulsando otras como OxCo en Francia, International Campus en Alemania y Lavenza, con sede aquí mismo, en Madrid", explicó Powers.
La compañía, sin embargo, no se limita a este segmento y está incursionando también en el alquiler residencial convencional, con un proyecto en España que destaca especialmente.
"Si tuviera que elegir un favorito, sería Alcobendas, al norte de Madrid", señaló. "Son 384 unidades: la mitad para jóvenes profesionales en alquiler de larga duración y la otra mitad para estudiantes. Es un edificio en forma de U, con alas separadas para cada grupo y zonas comunes compartidas. Creo que logramos un buen equilibrio".
Lo que hace funcionar este modelo, a su juicio, es la capacidad de responder a las necesidades locales integrando, al mismo tiempo, aprendizajes globales. "España tiene muchos factores a favor: migración positiva, universidades sólidas y una demanda real de vivienda de calidad. Cuando se combina eso con un diseño orientado a la comunidad, se consigue algo más resistente que un simple conjunto de ladrillos".
"Viniendo de los Países Bajos, donde el mercado del alquiler está altamente regulado, España resulta un entorno más fácil de gestionar"
Verónica Gallo Álvarez, Redevco.
Verónica Gallo Álvarez, española de origen, compartió una reflexión personal sobre el cambio de mentalidad que ha experimentado el país en relación con la vivienda. "Cuando tenía veintitantos, lo normal era comprarse un piso. Ese era el objetivo. Pero ahora, muchos jóvenes en España dicen que su objetivo no es comprar, sino encontrar algo que puedan permitirse. Y muchos no pueden comprar, aunque quieran".
En su opinión, este cambio está acercando a España a un modelo más propio del norte de Europa, donde el alquiler a largo plazo no se percibe como una solución temporal, sino como una opción de vida. Y, de forma quizá inesperada, la regulación está contribuyendo positivamente a ese proceso.
"Viniendo de los Países Bajos, donde el mercado del alquiler está altamente regulado, España resulta un entorno más fácil de gestionar", explicó. "Es cierto que existen límites al alquiler en algunas regiones, pero estamos acostumbrados a operar en contextos mucho más restrictivos. Esa experiencia te obliga a estructurar muy bien los proyectos: cuando has trabajado en un mercado complejo, sabes cómo hacer que los números funcionen en uno más flexible".
No obstante, tanto ella como el resto de ponentes reconocieron la existencia de barreras comunes en todos los mercados: escasez de suelo, costes de construcción, trámites administrativos y una mano de obra cada vez más limitada. "Cada mercado tiene sus dificultades", apuntó Gallo Álvarez. "Pero contar con un equipo local fuerte marca la diferencia. Necesitas gente capaz de trabajar con los ayuntamientos y con las administraciones autonómicas para que los proyectos avancen".
En el centro del debate subyace una tensión que muchos inversores todavía tratan de resolver: ¿puede la vivienda ser rentable y, al mismo tiempo, tener un impacto social?
Richard Powers, socio director y COO para Europa en Brookfield, no rehuyó la complejidad del planteamiento. “Contamos con fondos distintos para objetivos distintos. La vivienda se percibe normalmente como una inversión de bajo riesgo y, efectivamente, muchos inversores están dispuestos a aceptar menores retornos a cambio de una mayor estabilidad. Pero también creemos que cada nueva unidad suma. Incluso la vivienda de gama alta reduce presión sobre el sistema a través de lo que los economistas llaman ‘filtración’: con el tiempo, las unidades más antiguas se vuelven más accesibles”.
Su razonamiento era claro: construir más de todo contribuye a desatascar el sistema. “Cada tipo de unidad ayuda a aliviar el cuello de botella. Y aunque se diga que las nuevas generaciones ya no quieren ser propietarias, no creo que esa percepción dure. La gente sigue queriendo una vivienda: lo que ocurre es que no puede acceder a ella”.
Para Verónica Gallo Álvarez, head of investment management en Redevco, la cuestión ha dejado de ser si se debe invertir en vivienda asequible. “La pregunta ahora es si somos lo suficientemente ágiles para adaptar nuestros modelos y rápidos para aprovechar la oportunidad”.
Desde propuestas de coliving hasta proyectos de usos mixtos, pasando por una sólida experiencia regulatoria y alianzas locales, ambos ponentes lo dejaron claro: esto no es filantropía, es una apuesta empresarial con impacto.
En una era en la que cada clic, reproducción o búsqueda depende de una infraestructura invisible, el despliegue digital se ha consolidado como uno de los activos estratégicos más relevantes para cualquier país. Desde centros de datos que operan en la periferia de las ciudades hasta redes de fibra óptica que enlazan continentes, la arquitectura del mundo digital ha dejado de ser un elemento secundario para convertirse en el verdadero escenario. Y en este nuevo mapa, la Península Ibérica está ganando protagonismo.
Lo que antes se percibía como una posición periférica en el ecosistema tecnológico europeo, ahora sitúa a España —con Madrid y Lisboa como puntos clave— a la vanguardia como nodo estratégico del tráfico global de datos. “La latencia es la nueva moneda”, aseguró Theresa Bobis, managing director para el sur de Europa en DE-CIX, durante la ponencia inaugural del bloque “Tech Power”. Y España comienza a generar esa moneda con fuerza. Su proximidad a África, Europa y América la convierte en un punto de conexión privilegiado, no solo como corredor de datos, sino como destino prioritario para la inversión en resiliencia digital.
Este posicionamiento viene respaldado por una confluencia de factores: un aumento sostenido en la demanda de espacios para infraestructuras digitales, el crecimiento de los desembarcos de cables submarinos y el creciente interés inversor por activos alternativos con retornos a largo plazo. La disponibilidad de suelo y el acceso a la energía —tradicionalmente cuellos de botella en la implantación de centros de datos— están encontrando respuesta a través de una mejor coordinación financiera y el alineamiento de políticas regionales. Con la entrada de hyperscalers y plataformas de interconexión, la infraestructura digital deja de ser solo una cuestión tecnológica para convertirse en un asunto urbano, medioambiental y económico.
Sin embargo, esta transformación plantea retos inmediatos. ¿Cómo equilibrar las crecientes necesidades energéticas de estos hubs con los objetivos de sostenibilidad? ¿Qué impacto tendrá este auge en sectores tradicionales como la logística, la industria o el inmobiliario? Y en la carrera por convertirse en el próximo hub digital, ¿qué significa realmente estar preparados más allá de los mapas de fibra o los metros cuadrados disponibles?
Estas son las preguntas que ahora importan. No solo para tecnólogos e inversores, sino también para responsables políticos, urbanistas y una ciudadanía cada vez más conectada. Con su apuesta por reforzar esta ventaja competitiva, España ya no se pregunta si puede competir, sino hasta dónde puede llegar.
Una mesa redonda de alto nivel reunió a algunas de las voces más destacadas del sector de las infraestructuras digitales para abordar una cuestión clave: ¿qué convierte a la península ibérica en el próximo gran polo de crecimiento para centros de datos e infraestructuras de inteligencia artificial en Europa?
Moderado por Francisco Porras, responsable de la unidad de negocio de Data Centres en Merlin Properties, el debate contó con la participación de Paul Henry (Google), Ismael Clemente (Merlin Properties) y Theresa Bobis (DE-CIX), quienes ofrecieron una visión detallada sobre los impulsores del nuevo impulso digital de la región y los retos que plantea este avance.
Desde la perspectiva global de Google, Paul Henry, director regional para Europa, Oriente Medio y África del área de infraestructuras de centros de datos, subrayó la ventaja competitiva de España en términos de coste total de operación (TCO, por sus siglas en inglés), un indicador clave para los operadores de hiperescala.
“El mayor componente en nuestro cálculo del TCO es la energía, y España es notablemente competitiva en este aspecto”, afirmó Henry, señalando que su perfil de costes es más similar al de los países nórdicos que al de Europa central.
Henry añadió que no se trata solo de precios bajos, sino también de energía renovable a gran escala. Con una combinación abundante de solar, eólica, nuclear e hidroeléctrica, la península ibérica está especialmente bien posicionada para abastecer las elevadas necesidades energéticas de los desarrollos vinculados a la inteligencia artificial. A ello se suman unos costes de construcción más bajos, una creciente disponibilidad de talento en ingeniería y una estructura laboral competitiva, lo que refuerza aún más el atractivo de la región.
Por su parte, Ismael Clemente, CEO de Merlin Properties, amplió el foco: “Tenemos los costes y el talento, pero también el espacio, la energía y la ventaja geográfica”. Recordó que Iberia ya capta el 70% del tráfico global de datos gracias a su conectividad por cable submarino. Además, la disponibilidad de suelo con escasa urbanización y la elevada capacidad de generación renovable configuran un entorno con margen de crecimiento real para la infraestructura digital.
“Hablamos de entre 60 y 70 teravatios-hora de capacidad de generación disponible al año, suficiente para alimentar entre 5 y 6 gigavatios de capacidad de centros de datos”, indicó Clemente. “La cuestión es si sabremos aprovechar esa oportunidad”.
A medida que evolucionan las cargas de trabajo, también deben hacerlo las infraestructuras. Theresa Bobis advirtió que el crecimiento exponencial del volumen de datos —especialmente impulsado por la IA, los videojuegos y la analítica en tiempo real— exige una arquitectura más distribuida.
"El cambio fundamental es evidente: la infraestructura debe acercarse al edge, al lugar donde se genera y se consume el dato"
Theresa Bobis, DE-CIX.
DE-CIX ya está avanzando hacia estrategias de despliegue multiciudad y multinacional, en línea con la necesidad de interconexiones de baja latencia y alta resiliencia más allá de los hubs tradicionales.
Ismael Clemente añadió que, más allá de la ubicación y la conectividad, la disponibilidad de energía se ha convertido en la nueva fuerza gravitacional en la elección de emplazamientos. A medida que los modelos de inteligencia artificial se vuelven más complejos y requieren mayor capacidad de cálculo, la demanda energética no solo crece, se dispara. Desde los chips B200 de NVIDIA —que consumen 35 kW por rack— hasta arquitecturas GPU de próxima generación que superarán los 300 kW, los centros de datos deben replantear de forma radical sus sistemas de refrigeración, alimentación y soporte físico para las cargas futuras.
"Estamos diseñando para una realidad que llegará dentro de dos años", afirmó el CEO de Merlin Properties. "No podemos permitirnos quedarnos atrás de la ola".
A pesar del atractivo de la península ibérica, aún persiste un obstáculo clave: la velocidad de ejecución.
Para Paul Henry, director regional de centros de datos de Google para Europa, Oriente Medio y África, el verdadero factor diferenciador en la elección de mercados ya no es solo el coste o la conectividad, sino la preparación regulatoria. “Necesitamos una estrategia unificada, desde el gobierno central hasta los ayuntamientos”, señaló. Las asignaciones de potencia, los permisos de uso del suelo y la coordinación con las compañías suministradoras deben alinearse en una hoja de ruta clara y transparente.
“Estáis compitiendo a nivel global. Tener confianza en el proceso es tan crucial como disponer de capacidad en la red eléctrica”, subrayó Henry.
Los ponentes coincidieron en que la coordinación público-privada será determinante para que la península ibérica consolide su posición como hub digital de referencia. Mientras los operadores avanzan en soluciones de diseño térmico, modularidad y flexibilidad de racks, las administraciones deben ponerse al día con marcos normativos y acuerdos con utilities que reflejen la urgencia y complejidad de una infraestructura de IA a gran escala.
El debate concluyó como había comenzado: con la necesidad de estar preparados.
España y Portugal cuentan con el potencial para convertirse en el soporte estratégico, eficiente y resiliente desde el punto de vista energético de la infraestructura digital y de inteligencia artificial en Europa. Pero para lograrlo, el sector público y el privado deben actuar al unísono, no solo para construir, sino para anticiparse a las demandas de un mercado en constante transformación.
Como defendió Ismael Clemente, CEO de Merlin Properties: “Si quieres ser un operador permanente, no solo entrar y salir, tienes que ir un poco por delante. Es la única forma de seguir en el juego”.
Iberian Property desea agradecer el respaldo de todas las compañías y entidades que han apoyado la celebración del Spain Real Estate Summit 2025, y que, previsiblemente, seguirán contribuyendo al éxito de esta iniciativa:
CBRE, JLL, Aliseda, Crea Madrid Nuevo Norte, Testa Homes, Invest in Madrid y Comunidad de Madrid, Sonae Sierra, Constructora San José, Schneider Electric, Merlin Properties, AEDAS Homes, Azora, Panattoni, Square Asset Management, Hines y Grupo Lar, Nhood y Clifford Chance.
Nuestro reconocimiento también para los partners del sector que nos han acompañado en esta edición: Real Asset Media, ACI, APRESCO, AECC, ASPRIMA, EPRA, ULI Spain, APPII y SQUARE.